Texto: Hugo León
¿Cómo es posible que en medio de la escasez de comida y el alza de los precios, en Cuba se permita que se pudran alimentos? Esa es una pregunta que bien vale una seria explicación de los funcionarios de Acopio y de las empresas distribuidoras de alimentos de la nación.
El hecho, que sucede cada año en varias provincias del país, se repitió este mes, primero con varias toneladas de mango cosechados en Guantánamo y luego en Artemisa, donde se conoció que recientemente se pudrieron 30 quintales de col y uno de calabaza.
La información trascendió en el grupo de Facebook Somos Artemisa, adjunto al Gobierno Provincial de ese territorio. Una publicación en ese espacio relató que la inspección a la Comercializadora Acopio del municipio Caimito detectó esa cantidad de alimentos en estado de putrefacción, sin que fueran vendidos a la población.
Estos productos se recibieron con fecha de 26 de mayo de este año y no fueron comercializados, por lo que se echaron a perder en las instalaciones de la entidad.
¿Qué medidas se tomaron?
La solución de la Dirección de Inspección Provincial (DIP) fue imponer una multa de 30 mil pesos cubanos al director de la entidad “por no crear los mecanismos correspondientes para la comercialización de estos productos”.
Para esto, la DIP se valió del artículo 39 del Reglamento de la Ley de Soberanía Alimentaria y Seguridad Alimentaria y Nutricional, que ataca la “inobservancia o no crear medida para reducir las pérdidas y desperdicios de alimentos durante la etapa de cosecha, postcosecha, transformación, comercialización y transportación”.
Además, el Gobierno Provincial de Artemisa criticó este tipo de sucesos en territorio de Caimito, sin justificación alguna ante la necesidad de comercializar más alimentos y con calidad a la familia cubana, según la misma publicación.
¿Está la solución en la política de multas?
Tanto o más que la conciencia del directivo multado, duele por estos días el bolsillo. Sin embargo, los 30 mil pesos no llevarán la necesaria comida a las mesas de los cubanos, por tanto, cabe preguntarse si estas multas son todo lo que se necesita para aliviar la situación.
Sí, las multas crean conciencia, pero el dinero no se come y el propio presidente Miguel Díaz-Canel ha expresado en más de una ocasión que hay que cambiar la idea de que las leyes se creen para luego convertirse en informes sobre multas aplicadas a infractores.
La precisión del mandatario, hecha en diciembre de 2022 frente a la Asamblea Nacional del Poder Popular, señalaba que las leyes que se elaboran en el país con las mejores intenciones no cumplen su objetivo.
Al respecto, por ejemplo, reconoció que Cuba tiene una Ley de Soberanía Alimentaria y no hay alimentos. Expresó, además, que hay que lograr que las leyes se esas leyes no solamente se expresen en cifras de multas y de restricciones, sino que realmente cumplan con su propósito, que es mejorar la situación de los renglones que regulan.
Estoy convencido q el único responsable no es el directivo de acopió,, seguro estoy q ni tenía combustible o la técnica lista para esa entrega,, como seguro q tuvo esperar por la autorización del gobierno o del ministerio para distribuir esos productos,, indagen para q lo puedan comprobar,, seguro estoy q ni él ni su consejo de dirección querían q se pudrieran esos alimentos,, claro el pobre hombre lo usan para limpiar la ineficiencia de los demás,, pero no sé preocupen ahora le suben los precios a otros productos y sorpresa,,?? Quien paga la multa??? Pues el pueblo,,eso es seguro,,chao y no es solo en esos territorios,,hay muchos Marcos Pérez en Buenavista,,,
sobra acopio, sobran tanto dirigente, que si tienen la gasolina y la técnica lista, sobra todo el ministerio de agricultura, sobra tanto gordo dirigente, que no saben lo que es levantarse a las cuatro de la mañana, para atender un cultivo, un rebaño, ordeñar una vaca, en fin!!! la solución está!! liberen las fuerzas productivas, libertad económica, y «»» LIBERTAD»»» en general