Texto: Raúl del Pino
Foto: RL Hevia
El regreso del talentoso pelotero pinareño Alexei Ramírez al béisbol cubano, después de una exitosa carrera en Grandes Ligas, ha constituido una de las pocas notas positivas que va dejando una 63 Serie Nacional matizada por varias polémicas y una calidad alejada de los estándares de años anteriores.
“El misil cubano”, como fuera bautizado durante sus años de máximo esplendor con los White Sox, conectó la víspera su décimo jonrón de la temporada frente a la Isla de la Juventud, que a su vez fue el número 100 en los certámenes domésticos de la Isla, a la edad de 42 años.
Alexei se convirtió en el tercer pelotero cubano en llegar al centenar de cuadrangulares tanto en Cuba como en la MLB, toda vez que en ese circuito despachó 115 pelotas a las gradas, 109 vistiendo la franela de Chicago, cinco con la de San Diego y el último de todos la de Tampa.
Así, el actual número 2 de los Vegueros pasó a formar parte del selecto club que ya integraban José Dariel Abreu (184-261) y Yoenis Céspedes (177-165), quienes en sus respectivos casos lograron la centena primero en la pelota insular y luego en el béisbol estadounidense.
De este acontecimiento se hizo eco tanto la publicación deportiva Jit como la Federación Cubana de Béisbol y Softbol (FCBS) en su cuenta de la red social X, pero el organismo rector del pasatiempo nacional también aprovechó para dejar una indirecta sobre las limitaciones de los jugadores cubanos para arribar a la Gran Carpa de manera legal.
“Felicitaciones a Alexei Ramírez, quien completó hoy 100 jonrones en series nacionales del #BeisbolCubano. Tercer jugador de la Isla que lo consigue en casa y en la #MLB, un circuito al que los nuestros no pueden acceder por vía natural”, apuntó el mensaje.
Con la última frase, la FBCS vuelve a abrir un debate del que nunca ha salido bien parada, pues en el archiconocido diferendo de Cuba y Estados Unidos, donde el béisbol ocupa varios capítulos, la coherencia no ha sido precisamente la bandera de su discurso.
Cabría preguntare si la Federación también felicitaría, por ejemplo, a Yulieski Gurriel de alcanzar este mismo hito próximamente. El hijo mediano de Lourdes sacó 282 pelotas de los estadios cubanos antes de abandonar la escuadra que acudió a la Serie del Caribe en República Dominicana, en el año 2016, y luego en sus ocho contiendas en Grandes Ligas, siete en Houston y una en Miami, sumó 98 vuelacercas más.
Hace poco “el Yuli” firmó un contrato de ligas menores con Atlanta Braves para buscar la forma de regresar al máximo nivel y completar algunas cifras redondas, entre las que se incluyen los 100 bambinazos, que le permitirían cerrar por todo lo alto una exitosa carrera ligamayorista que incluye dos anillos de Serie Mundial, un Guante de Oro y un título de bateo de la Liga Americana.
Sin embargo, es poco probable que la FCBS se pronuncie al respecto, como tampoco los medios de prensa estatales pueden hablar de las actuaciones en Grandes Ligas de jugadores “desertores”, el calificativo por excelencia que emplean para referirse a quienes abandonaron alguna delegación en un evento internacional.
En el caso de Abreu y Céspedes, sí pueden ser mencionados en la prensa oficial, porque se fueron por sus medios –aunque no por vía legal– y tampoco se han pronunciado nunca contra el sistema político existente en Cuba, algo de lo que otros, como el propio Yulieski, sí han sido voceros.
El granmense, de hecho, integró el equipo antillano al V Clásico Mundial y se habló de su regreso este año a la Serie, aunque nunca se concretó; mientras que muchos apuestan que “Pito” hará lo mismo antes de poner fin a su también legendaria trayectoria sobre los terrenos de béisbol.
Más allá de los mensajes llenos de matices políticos de la Federación Cubana, lo que la mayoría de la afición firmaría es que todos los peloteros, y los deportistas cubanos en general, reciban el mismo tratamiento tanto en la prensa como por las instituciones deportivas. Al final todos ponen el nombre de Cuba en alto.