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Texto: Redacción Cuba Noticias 360
Por más que los dirigentes y funcionarios aseguren que la bancarización está dando resultados, el cubano de a pie, que debe dedicar días enteros a adquirir limitadas cantidades de efectivo, expresa su descontento en disímiles foros, donde revela sus angustias por la escasez de circulante, una más de las tantas que vive el país.
Este proceso, que estimula la realización de los pagos de producciones, servicios y otras operaciones mediante el uso de los canales electrónicos, comenzó hace algunos años en la isla, pero se tornó prácticamente obligatorio al entrar en vigor la Resolución No. 111 del Banco Central de Cuba, en agosto de 2023.
En una reciente entrevista, Arelys Alfonso Valero, jefa del Departamento de Banca Electrónica en la Dirección Provincial del Banco de Crédito y Comercio (Bandec) en Sancti Spíritus, aseguró que las personas se muestran interesadas por los pagos en línea, “porque no es lo mismo contar el dinero físico, que pueden equivocarse o hasta correr el riesgo de transmisión de enfermedades, que hacer una operación muy rápida y segura, siempre y cuando estén todas las condiciones creadas”.
Pero las condiciones —lo sabe la funcionaria y lo sabe el pueblo— están lejos de ser las ideales, con cortes prolongados del servicio eléctrico y la subsiguiente inestabilidad de la conexión a Internet y, por ende, a las plataformas de pago.
A ello se suma que no todos los actores económicos aceptan transferencias, bajo la excusa de que luego no logran sacar el efectivo del banco, una realidad que Alfonso Valero justifica con otra, no menos importante: “Existen actores económicos que no vienen a depositar en el tiempo establecido o no depositan todo lo que tienen que depositar en el banco”.
Sin embargo, la gente —que para comprar un pan con croqueta o una cabeza de ajo no puede usar el dinero virtual— reclama con vehemencia lo que es suyo y le reprocha al banco que no le deje disponer del valor de su trabajo.
“El proceso de bancarización, como todo lo que se hace a Pepe aquí, lo único que ha traído es una pena más para el cubano —sostiene un internauta que firma con el sugerente alias de Trabajador—, pregúntele a esas personas mayores que no pueden o no saben usar un teléfono; pregúntele a ese guajiro que vive lejos y tiene que venir al pueblo a buscar un dinerito y se encuentra que solo le dan 500 pesos; pregúntele a ese que en un momento dado depositó sus ahorros y ahora no puede sacarlos porque simplemente el banco no tiene dinero y debe esperar meses a ver si puede tenerlo en sus manos para comprar algo”.
Una frase de la funcionaria mortificó particularmente a los lectores: “El banco no es el dueño del dinero, es el lugar donde nuestros clientes vienen y depositan el dinero, pero ese dinero es de los clientes”.
En la calle y en las redes sociales, las reacciones no se hicieron esperar: “El banco no es el dueño del dinero, pero sí es responsable de devolvérselo al dueño que lo depositó en él y les facilitó que lo emplearan para obtener beneficios a través del otorgamiento de créditos. ¿Cómo pueden decirme que ellos no tienen el dinero que yo les entregué confiando en sus servicios?”.
“No será el dueño del dinero, pero no hay nada que más se le parezca, porque no me deja sacar de un tirón ni siquiera mis 5 000 tristes pesos del salario”, concluye una usuaria de Facebook que se declara, como tantos cubanos ahora mismo, desesperada.