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¿Crisis diplomática entre Cuba y Sudáfrica por el interferón Alfa 2b recombinante?

Foto: Twitter

Texto: Redacción Cuba Noticias 360

A finales de agosto se revelaba la compra por militares sudafricanos del interferón cubano Alfa 2B humano recombinante por la suma de 214 millones de rands, equivalente a más de 14 millones de dólares.

La noticia se conoció al tomar posesión del Ministerio de Defensa y Veteranos Militares de Sudáfrica, Thandi Modise, quien de inmediato advirtió a sus subordinados que las cabezas rodarían por adquirir un supuesto fármaco contra la COVID-19 no registrado por la agencia reguladora de su país.

En su primera sesión informativa ante el Parlamento como ministra del Gabinete, Modise precisó que todos los procesos de adquisiciones fueron ignorados por los mandos militares cuando se llevó a cabo el acuerdo.

Según el medio sudafricano News24, en ese entonces argumentó que no se cuestionaba la efectividad del interferón producido en la Isla, sino su compra fuera de los parámetros establecidos por el Ministerio de Salud sudafricano.

Más de dos meses después, la polémica resurge a partir de la orden de devolver el interferón a Cuba o destruirlo una vez llegue a su fecha de caducidad.  El portal web Internet Defense Web, explicó que la decisión fue resultante de la reunión del comité del Parlamento de Sudáfrica encargado de Defensa y Veteranos Militares (PCDMV), este primero de diciembre.

La Agencia Reguladora de Productos Sanitarios de Sudáfrica (SAHPRA), y un equipo de trabajo de alto nivel designado por el exministro de Defensa Nosiviwe Mapisa-Nqakula, presentaron un informe donde se negaron a dar la aprobación para usar el medicamento cubano.

«No se siguió ningún proceso de adquisición, ya que el medicamento se adquirió en el marco del Proyecto Thusano, un acuerdo militar entre Cuba y Sudáfrica, y todos los gastos incurridos para Heberon son irregulares», se concluyó en la reunión de alto nivel, publicó Internet Defense Web.

La decisión de destruir el Interferón podría generar un clima de tensión entre La Habana y Pretoria que cooperan desde hace años en materia de salud y defensa.

Por ejemplo, las Fuerzas Armadas de ambas naciones colaboran en servicios de entrenamiento y programas de estudio. Además, el ejército sudafricano ha pagado a las FAR cerca de 70 millones a través del Proyecto Thusano, mediante el cual técnicos cubanos repararon más de 11 mil vehículos de esa fuerza en los últimos siete años, obviando que el proyecto finalizó de manera oficial en 2019.

En el caso de la Salud, se cree que la nación africana, desde antes de la crisis sanitaria, pagaba por los médicos cubanos más de seis millones de dólares anuales.

De estallar una crisis diplomática entre los dos gobiernos, se pondrían en juego los millones de dólares que entran a las arcas del Estado cubano desde Sudáfrica, uno de los principales socios comerciales de la isla en el continente negro.

La controversia vuelve a ser noticia cuando Sudáfrica registra un alza de casos de COVID-19 producto de la nueva variante Ómicron, descubierta en ese país el 9 de noviembre y que hoy se extiende por el mundo poniendo en jaque las economías mundiales ante una posible nueva oleada de casos.

A inicios de la pandemia, el Interferón Alfa 2B Recombinante, medicamento que la Isla produce y que se elabora también con tecnología cubana en la empresa mixta Chang Heber, se convirtió para el gobierno cubano en un fármaco milagroso que intentó exportar a otras naciones ante la ausencia de un medicamento específico contra la COVID-19.

Según el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología, el también conocido como Heberon Alfa R es un modificador de la respuesta biológica y ofrece una salida terapéutica a enfermedades virales, inmunológicas y neoplasias.

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