Foto: Roy Leyra | CN360
Texto: Hugo León
Tras el reciente anuncio del Ministerio de Economía y Planificación de Cuba (MEP) de la aprobación de 96 nuevas solicitudes de Micro, Pequeñas y Medianas Empresas (Mipymes) el miércoles último, Cuba se acerca a los cinco mil negocios de ese tipo aprobados en un año.
En total suman cuatro mil 955 desde que inició el proceso en septiembre de 2021, según datos del propio MEP. La gran mayoría son privadas (cuatro mil 846), hay 58 cooperativas y 51 son estatales, de acuerdo con fuentes oficiales de la nación caribeña.
En cerca de 12 meses, Cuba pasó de no tener empresas privadas a tener más empresas de este tipo que estatales, aun cuando la gestión estatal es dueña de los principales sectores de la economía cubana. Esto último está en consonancia con lo esbozado en la Constitución de la República de Cuba, que plantea que la empresa estatal socialista es el sujeto principal de la economía nacional.
Ha crecido el número de empresas, cabría entonces preguntarse si crecen a similar ritmo los bienes y servicios.
Los estimados del MEP hablan de más de 84 mil nuevos puestos de trabajo y la aparición de las Mipymes es vista en general como una forma de oxigenar y diversificar la economía.
No obstante, cabe destacar que el 53 por ciento de estos actores económicos autorizados hasta el momento son reconversiones de negocios existentes el año pasado según el Ministerio.
Además de esto, las grandes industrias y los mayores recursos del país se encuentran en el sector estatal, las Mipymes no tienen acceso a sectores estratégicos y además por concepto se encuentran limitadas en su alcance.
El Decreto-Ley No.46, establece que pueden ser de propiedad estatal, privada o mixta, y están reconocidas como unidad económica con personalidad jurídica, con características propias.
Para el economista cubano Juan Triana Cordoví, uno de los retos de los nuevos actores económicos está en que ellos, al igual que en otras economías, necesitan de otros motores mayores que se conviertan en sus clientes y en sus proveedores, algo que en Cuba no ocurre con en la magnitud ni con la complejidad necesarias.
