Foto: RRSS
Texto: Alejandro R.
Estamos en pandemia y un reconocido escritor cubano gana un relevante premio literario. Comienza entonces la polémica en las redes sociales, unos a favor, otros en contra…todos confinados. Pero el escritor tiene que leer su discurso de agradecimiento, entre las críticas, la política, los desencuentros, la ética, el pasado, el miedo…la vida en la isla. Una madre, un amigo, siempre las redes sociales. Una crisis personal y una pandemia mundial. El escritor, su historia y un país, entre todo eso el aislamiento, la separación…la soledad.
De ahí y así parte “Discurso de agradecimiento”, la nueva obra escrita y dirigida por el dramaturgo y director cubano Carlos Celdrán que se presenta en el Teatro Lara de Madrid, todos los jueves hasta el 5 de mayo.
El director de Argos Teatro nos cuenta que empezó a escribir este texto durante los peores días de la pandemia, en La Habana, en su casa, entre la angustia por lo desconocido, el refugio en las redes sociales y la comunicación digital con amigos y familiares, “todos en igual circunstancia de aislamiento y miedo”.
“Esto fue algo que marcó, no sólo la estructura futura que tendría el texto, sino su alma, la desolación, el repaso y la búsqueda de diálogo, de contacto, de fe que atraviesan la escritura -comenta Celdrán a Cuba Noticias360. El texto lo terminé en Madrid en noviembre pasado. Cuando supe que lo haría en España entró otra mirada en él que conectó la historia al mundo, limpió las situaciones y alusiones de localismos y esencializó el conflicto y los temas de un modo radical”.
Sentémonos ahora en las butacas de la Sala Lola Membrives, expectantes ante una autoficción sacada de las propias experiencias de Celdrán. Ante nosotros, dos mesas, dos portátiles, pocas sillas, cuatro actores y poca luz. Ese es el escenario, la atmósfera en la que Rey Montesinos, Yadier Fernández, Yanet Sierra y Fidel Betancourt nos guiarán en una inmersión profunda desde una actuación intensa.
De este elenco totalmente cubano se nucleó Carlos Celdrán, todos actores con los que ya había compartido escena en la isla, excepto la actriz Yanet Sierra. No obstante, el trabajo y la unión se sintió sobre las tablas. “Primó entre todos la confianza, la solidaridad, la entrega, un amor por el teatro compartido. Son personas que buscan y necesitan proyectos reales, viscerales donde mostrar de lo que son capaces, donde se pueda medir con justeza los actores que son”, aseguró el director.
El clima se contrae en un canon de voces teatral. Allí está la polémica, lo que se lee en las redes sociales, el escándalo, están los detractores y también los fanáticos. Están el escritor, su madre, su amigo, el periodista y el edecán. Están juntos y leen, desde los móviles, las palabras escritas que parecieran tornarse en verdad una vez dichas.
El escritor no para de pensar, el sufrimiento es constante, la angustia son sus propias palabras, el discurso que será pronunciado. Pero durante las crisis, a veces, llegan las oportunidades. Aquí fue la del reencuentro, internet mediante. El amigo de la adolescencia que reaparece y lo inesperado que los arrastra a través de los errores, las separaciones, los caminos profesionales, la alegría y la tristeza de aquella etapa en la que juntos construyeron algo más que una amistad.
“Discurso de agradecimiento” es también esa familia que se quebró en Cuba, esa carga que llevamos en hombros y de cuyos errores, muchas veces, somos cómplices. Es el peso de la política fallida de un país, de la separación, la incertidumbre, la añoranza, la soledad y la muerte. Es la madre del escritor reclamando la contestación de sus llamadas, la atención ante la soledad de una tierra desconocida y la reivindicación de los errores. Ellos son también todas las latitudes por las que estamos dispersos hoy millones de cubanos. Los audios interminables y las videollamadas de Whatsapp, las remesas, el orgullo y los adioses. Pero también, hay que decirlo, los reencuentros y los perdones.
De Carlos Celdrán no hay que repetir el rigor con que encara cada pieza. Sentarse en un palco a disfrutar de sus textos y sus montajes es algo que todos deberíamos experimentar, estemos donde estemos y seamos de donde seamos. Él mismo nos ha dicho que no puede estar sin trabajar, sin crear, porque eso es lo que llena de sentido los días, lo mismo fuera que dentro de Cuba.
Esta vez los aires de España llevaron a buen puerto a la pieza y a su creador. Celdrán nos cuenta que vino “por asuntos personales, legales, que demandaron tiempo, y de pronto supe que era una experiencia que debía aprovechar, vivir. Trabajar fuera, medir mi trabajo lejos de mi espacio habitual. Después de la crisis personal (también social) que me produjo la pandemia, una depresión severa de la que no pensé recuperarme, el choque con Madrid, con su energía, fue sanador. Y no conozco otra forma de estar en ningún sitio si no es a través del teatro. Enseguida que llegué dirigí en la SGAE la lectura de “Hierro” y comencé a adaptar “Discurso de agradecimiento” para hacerla aquí. Empeño complicado, pues no hay ni hubo apoyos, producción como tal, solo ganas, amigos dispuestos, generosos, fuerza y optimismo. Deseos de hacer y de vivir. Más que vivir, fue renacer”.
Lo cierto es que, a pesar de las adaptaciones y las distancias, “Discurso de agradecimiento” sigue siendo una obra cubanísima. Y ese quizás sea otro de sus grandes méritos: romper estereotipos y desterrar clichés. Todos van a entender este texto, todos van a ver una Cuba, otra. Los que la conocemos estaremos más cerca de ella y los que no, estarán en sus butacas descubriendo un país que, no por diferente, deja de doler.
“Espero que nos entiendan, que nos vean como en realidad somos, no como suelen ver a los cubanos, con los tópicos de siempre, que vean y sientan la biografía profunda con la que cargamos -asegura Celdrán. Según testimonios del estreno esto que digo se logró. No solo entre los espectadores cubanos que fueron sino con los nacionales, que me retribuían el agradecimiento y la sorpresa de ver otra Cuba”.
Así se sintió este estreno en Madrid. La ovación después del silencio llevó a escena al también director de la aclamada “10 millones” para recibir sus aplausos, de pie el teatro y Cuba aún en el aire. Ahora se puede apagar la luz cenital.
A “Discurso de agradecimiento” seguramente le faltan muchas funciones, porque la realidad cubana necesita ser gritada desde esta perspectiva desgarradora y a toda voz, en cada lugar del mundo y en todos los tabloncillos de las salas. Por ahora está en España, a dónde llegará después es difícil saberlo, porque en definitiva así es la vida del teatro.
“Ojalá -concluye Carlos Celdrán. Pero es algo que no está nunca en tus manos. Cuánta más vida tendrá el trabajo depende de tantos factores, sobre todo económicos, y detrás de esta empresa solo hay quijotismo, idealismo, pasión. Sin embargo, me conformo con lo vivido en el estreno, la energía que se despertó entre los que asistieron, la fiesta y el amor compartido que se produjo. Una celebración que solo el teatro provoca”.
I got this web site from my friend who shared with me on the
topic of this web page and now this time I am visiting
this website and reading very informative articles at this place.