Foto: Lester Rafael Zayas Díaz | Facebook
Texto: Fede Gayardo
La Parroquia del Sagrado Corazón de Jesús, de la céntrica calle Línea del Vedado, fue escenario de otro robo durante este fin de semana, según denunció el Padre Léster Rafael Zayas Díaz.
Desde su perfil en Facebook, el sacerdote cubano informó que el suceso tuvo lugar en plena tarde cuando un hombre sustrajo las luces de la entrada de la iglesia.
Zayas se preguntó: “¿En qué situación tan terrible ha de estar una persona para a plena tres de la tarde verse impelido a saltar dos muros y trepar varios metros para robar unos tubos de luz fría exponiéndose a ser atrapado y quién sabe si dispuesto a lo que sea para obtener lo que busca?”.
Además, el religioso mostró imágenes de las luminarias que el sujeto intentó sustraer y agregó que al final ni siquiera pudo llevárselos todos “porque la mayoría se le rompió”
El robo ocurrió “delante de algunos niños y catequistas que le vieron bajar y huir con ojos atónitos” y, según insistió Zayas, el hombre “no parecía estar bien de la cabeza y su aspecto era de alguien con días sin bañar. ¡Cuánta tristeza habita en nuestra realidad nacional!”.
Esta no es la primera denuncia del párroco sobre actos vandálicos llevados a cabo en su parroquia. A finales de de 2022, por ejemplo, Zayas informó en la red social sobre un ladrón que había destrozado la puerta del templo en cuatro ocasiones diferentes sin llevarse nada.
“A veces pienso que sí, que eres un ladrón común y corriente, de esos que abundan en estos tiempos. Pero al verte tan limitado y tan pobre se me ablanda el corazón”, dijo el clérigo.
Luego, el pasado 2023, volvió a denunciar otro robo en la parroquia donde se sustrajeron lámparas y bombillos: “Otra vez nos visita el ‘hermano ladrón’. Esta vez por necesidad de lámparas y bombillos. Es un ladrón que tiene llaves y entra y sale cuando quiere”, afirmó.
El Padre Zayas Díaz se ha caracterizado por sus constantes denuncias y reflexiones sobre la crisis que se vive en Cuba. Desde sus redes sociales ha puesto en evidencia la inseguridad y la necesidad de muchos cubanos ante la falta de recursos y la pobreza que podrían llevarlos a cometer este tipo de actos contra la sede religiosa.