marzo 29, 2024
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Dorado con manchas

Texto: Manolo Vázquez

El año 2021 no fue del todo “saludable” para el deporte cubano. Aunque algunas disciplinas sí es cierto que cumplieron con los objetivos trazados.

No fue sencilla la reincorporación al panorama competitivo, después de que la pandemia de la Covid-19 detuviera buena parte del accionar y en algunos casos la preparación se redujo tan solo al entrenamiento personalizado e individual.

De todo este panorama desfavorable, pudiéramos decir que el boxeo sacó la mejor parte, gracias a que no detuvieron la actividad durante todo el año, y sacaron buenos dividendos de las dos competencias más importantes que acogieron los 12 meses que concluyen.

Los discípulos de Rolando Acebal, jefe de entrenadores, conquistaron el primer puesto por países en los Juegos Olímpicos Tokio 2020 y en el Mundial de Belgrado 2021. Cuatro metales dorados y un bronce, suma que mayoreo los pronósticos hechos por casi todos los aficionados y especialistas, previo a que iniciaran las acciones en la Arena Kokugikan, fue la cifra registrada en la capital nipona. Mientras que en la cita del orbe se volvieron a robar el show y repitieron el éxito a nivel de naciones, al cosechar tres metales dorados y dos bronces.

En ambos casos se recuperó el camino del triunfo, el cual habíamos perdido en la edición precedente bajo los cinco aros (Río de Janeiro 2016), donde se concretaron tres coronas y similar número de metales bronceados, saldo insuficiente ante la actuación de Uzbekistán (3 oros – 2 platas – 2 bronces). Y peor en la reunión del mundo anterior, Ekaterimburgo 2019, donde solo se alcanzaron tres preseas, una de cada color.

El béisbol sigue roleteando

Mucho debería aprender la pelota cubana del llamado buque insignia. Pero desafortunadamente en este caso no se trata de entrarse a piñazos con el rival, aunque también hemos vivido varias de esas escenas en el deporte de las bolas y los strikes.

Foto: Reuters

La no clasificación a los Juegos Olímpicos, aunque anunciada, fue una debacle para nuestro pasatiempo nacional, y más cuando unos meses después de la magna cita, que nos reconoce como los máximos ganadores de la disciplina con tres coronas, el béisbol fue declarado Patrimonio Cultural de la Nación, un sobrenombre que al parecer tiene como objetivo propinarle respiración artificial, en medio de una de sus más intensas crisis.

El abandono de 12, la mitad del equipo, durante el mundial sub-23 que tuvo lugar en México, fue otra derrota, a pesar de que el equipo terminó en un digno cuarto puesto.

Luego vino el triunfo en la discusión del bronce de los I Juegos Panamericanos Junior de Cali. Tan solo un espejismo, pues la cruda realidad es que a la pelota cubana deben inyectarle la fórmula beisbolera del presente, esa que nada tiene que ver con el librito antiguo el cual todavía pregonamos en todos los terrenos del país.

Por suerte se terminó la Serie Nacional 60 en el mes de abril, a pesar de los disímiles contagios de la nueva enfermedad, y ya se prepara la próxima campaña, que debe arrancar el 23 de enero próximo. Al parecer volverá a carecer de público en las tribunas, uno de los pocos alicientes de que puede presumir nuestro deporte nacional, pues al menos los fanáticos en cada provincia nunca abandonan a sus equipos.

La luz brilla, pero fuera de casa

Foto: Tomahawk Take

No podemos pasar por alto en un resumen anual el protagonismo de los nacidos en esta isla en la final de las Grandes Ligas del beisbol estadounidense.

Jorge Soler fue reconocido como el Jugador Más Valioso de la Serie Mundial 2021, tras la blanqueada sobre los Astros de Houston en el Juego 6 y definitivo, donde el bateador designado cubano vistiendo los colores de los Bravos de Atlanta (equipo campeón) con un cuadrangular de tres carreras abrió el marcador y el camino de la victoria. Además, con ese tercer bambinazo el toletero, oriundo de La Habana, pasó a compartir el liderato de jonrones de todos los tiempos entre latinoamericanos en una Serie Mundial.

En total, cinco nacidos en la mayor de las Antillas vieron la acción la pasada temporada durante los clásicos de octubre en la Gran Carpa: el espirituano Yulieski Gurriel –campeón de bateo de la Liga Americana durante la campaña regular con promedio de 319– y el tunero Yordan Álvarez fueron titulares en la novena de los Astros de Houston, equipo donde también milita el villaclareño Aledmys Díaz. Al mismo tiempo, el matancero Guillermo Heredia partió desde el banquillo con los campeones, en la escuadra que tuvo como máximo protagonista madero en mano a Jorge Soler.

De esta manera se superó la marca registrada en 1965, cuando se coronaron los Dodgers de Los Ángeles al derrotar a los Mellizos de Minnesota, y en la nómina de estos últimos aparecían los nombres de cuatro cubanos: Zoilo Versalles, Tony Oliva, Camilo y Sandy Valdespino.

Una dupla dorada

Foto: Reuters

La canoa biplaza (C-2), integrada por los cubanos Serguey Torres y Fernando Dayán Jorge, rompió todos los pronósticos y alcanzó una medalla de oro histórica para la isla en la distancia de 1 000 metros, en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. Sin dudas, uno de los momentos más emocionantes del año.

Este es un deporte poco seguido en Cuba, pero al parecer con mucho futuro. Y lo demostraron en el Canal Sea Forest de la capital nipona. De hecho, Cuba consiguió en esta prueba su primera presea de oro en la historia de la disciplina en olimpiadas. El registro previo era tan solo de tres platas.

Atletismo: un endeudado

Para nadie es un secreto que el deporte rey vivió su evento cumbre en Tokio 2020, al menos así lo valoramos en Cuba, donde la Liga del Diamante o cualquier parada que no sea bajo los cinco aros tiene una importancia secundaria.

En la capital nipona los nuestros sacaron una plata y dos bronces, y con ello exaltaron aún más el nombre del vallista Dayron Robles, el último que se titulara en una cita estival defendiendo la elástica de las cuatro letras, hace ya 13 años en Beijing 2008.

Foto: Getty Images

El principal factor que nos perjudicó en Tokio 2020 fueron las lesiones, pues un total de seis atletas sufrieron de malestares musculares durante la lid, entre ellos los dos medallistas del salto de longitud, Juan Miguel Echevarría (plata), una de las principales cartas de triunfo de Cuba, campeón mundial bajo techo de Birmingham 2018 y medallista de bronce del planeta en Doha 2019; así como Maikel Massó, que de cualquier manera sacó un bronce fuera de pronóstico.

La lucha cubana

Ya va siendo tradición. Incluso para muchos debería desplazar al beisbol y convertirse en nuestro deporte nacional. Si es que todos la practicamos. Resulta común y parte del saludo cotidiano: -Qué tal, ¿cómo estás? -Aquí… en la lucha.

Foto: AP Photo

Ciertamente, nuestro mayor exponente en los colchones, Mijaín López, es una leyenda viva de esta tradición. En la cita estival el Gigante de Herradura se colgó del cuello su cuarta presea dorada consecutiva en Juegos Olímpicos, una auténtica barbaridad.

Por si fuera poco, su compañero de la greco, Luis Alberto Orta, se subió a lo más alto del podio, un escalón que muy pocos presagiaron antes del inicio de la competencia. Finalmente, Reineris Salas ganó la medalla de bronce y la lucha terminó como el segundo mejor deporte cubano en Tokio 2020, detrás del boxeo.

Bailar en casa del trompo

El judo se quedó corto en la capital japonesa. Solo Idalys Ortiz, a sus 31 años de edad, se llevó a casa una medalla. La cubana consiguió así su cuarta presea bajo los cinco aros; en este caso una plata que se une al bronce de Beijing 2008, el oro en Londres 2012 y la plata en Río 2016.

El judo, creado a finales del siglo XIX por Jigoro Kano, nacido en 1860 en la ciudad que hoy conocemos como Kobe, en Japón, ha sido una de nuestras máquinas fabricantes de medallas, por lo que quedó bastante por debajo de sus posibilidades en la capital nipona.

Foto: Reuters

Paralímpicos

La corredora Omara Durand fue dueña y señora del andar cubano por los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020, tras ganar tres de nuestras cuatro medallas de oro y cerrar con un récord mundial en los 200 metros.

De este modo superó en tres la cantidad de títulos logrados por la también velocista, ausente en esta cita estival, Yunidis Castillo (5), y se convirtió en la atleta más dorada de Cuba dentro del deporte paralímpico con ocho oros (dos en Londres 2012, tres en Río de Janeiro 2016 y otro trío en Tokio 2020), en esta última de manera categórica, siempre sacando distancias notables con respecto a sus contrincantes.

Foto: International Paralympic Committee

Otro que brilló fue el jovencito Robiel Yankiel del Sol, de solo 18 años de edad, quien llegaba sin pronóstico de medalla a la cita y consiguió un inesperado oro, que fue además el primero de ese color en sumarse al medallero de nuestra delegación.

El futuro hoy

Los I Juegos Panamericanos Junior Cali-Valle 2021 reunieron a más de 3 800 deportistas de 41 países, en edades comprendidas entre 14 y 23 años, con el objetivo fundamental de brindar a estos jóvenes la posibilidad de cumplir sus sueños desde bien temprano. Afortunadamente, los cubanos supimos aprovechar la nueva ventana.

Se conquistó el quinto puesto del medallero, con una cosecha de 70 preseas, (29 oros-19 platas-22 bronces), escaño que además se confirmó varias jornadas antes de la clausura del inédito evento, debido a la diferencia holgada con respecto a nuestro más cercano perseguidor en la tabla de posiciones, Argentina, nación a la cual sobrepasamos en 10 metales dorados.

La mayor de las Antillas estuvo presente en 26 de los 39 deportes convocados y el mérito es mayor aún, pues no participó en 190 pruebas de las 311 desarrolladas, una muestra de gran eficiencia. Sumemos el déficit en la preparación y el escaso roce internacional, provocado por el azote mundial de la Covid-19.

Para resumir lo mejor del año en pocas líneas, este 2021 marcó momentos cumbres en disciplinas inesperadas como el canotaje, hizo lo debido en otras como lucha y boxeo, nos ilusionó de cara al futuro tras los Juegos Panamericanos Junior, y a la vez nos dejó caer un poco más abajo en deportes esenciales para la vida del cubano, como el béisbol.

Los próximos 12 meses iniciarán el periplo de un nuevo ciclo olímpico, más corto de lo habitual, pues el retraso por un curso de Tokio 2020 provoca que el tiempo se achique de cara a París 2024, magna cita que será precedida por los Centroamericanos de San Salvador y los Panamericanos de Santiago de Chile, ambos previstos para 2023.

Allí estaremos para valorar virtudes y defectos, siempre con el afán de construir un mejor camino bajo los pies del deporte cubano. Hasta entonces, ¡feliz 2022!

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