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Texto: Redacción Cuba Noticias 360
El escritor y periodista Jorge Fernández Era denunció las represalias que podrían tomar contra su hijo en prisión y exigió su inmediata liberación para que abandone el país.
Desde su perfil en Facebook, Fernández Era aseguró que “aquí peligra su integridad física y sicológica” y explicó que el joven llamado Eduardo cometió un delito de robo con violencia junto a un amigo por lo que fue detenido en el Hospital Naval, donde cumplía su Servicio Militar.
Eduardo y “su compinche”, quien portaba un arma blanca el día de los hechos, recibieron una condena de 10 años siendo trasladado tras el proceso instructivo a la Prisión Occidental de Menores del Guatao.
Estando ya, según afirma Fernández, “recibió presiones para que dejara de relacionarse con su papá. Viví una de ellas”.
Más adelante, el padre afirma que “su comportamiento fue excelente. Con anterioridad a los hechos, El Chino -así lo nombran en la prisión- había pasado un curso de barbería gestionado por mí, que se complementó con implementos para ese oficio que hube de adquirirle en México. Eduardo Luis, desde que comenzó a cumplir su condena, pela a internos y a los propios combatientes que lo custodian”.
Actualmente el joven se encuentra en el campamento Toledo 2 en La Habana, donde su padre lo ha visitado en varias ocasiones y desde noviembre de 2022 ha gozado del beneficio de salir de visita de ese sitio.
El suceso que Fernández Era denuncia con el consentimiento de su hijo sucedió el miércoles 12 cuando el escritor pudo comprar su presentimiento de que el mismo “había sido urdido con absoluta premeditación”.
Según cuenta, un familiar cercano cuya identidad se reserva fue citado el 12 de abril al campamento de Toledo 2 para una reunión con la jefa del establecimiento, quien le expresó que “el alto mando había decidido trasladar a Eduardito al Chico en aras de ‘protegerlo’ de las influencias del padre. El confinamiento incluiría seis meses sin pase ni visita, mucho menos la de su progenitor”.
La directiva agregó que se solicitará “al Ministerio del Interior se posponga su traslado en aras de dar tiempo a que su papá se llame a contar sobre las publicaciones ofensivas al Gobierno y a la Revolución que publica en redes sociales”.
Ante este argumento, el familiar del periodista aseveró que “Jorge ha estado siempre pendiente de su hijo, tenemos la mejor opinión sobre él. Lo que hace en las redes no lo comenta ni comparte con nosotros”, pero la jefa del establecimiento penitenciario lo instó a buscar sus publicaciones en Facebook y le aseguró que “haremos lo imposible por que Eduardo Luis se mantenga con nosotros hasta que cumpla prisión o salga en libertad condicional”.
Tras este suceso, el escritor asegura que “se somete a mi hijo a sanción adicional por causa de un delito que no cometió o una ‘contravención’ de un familiar cercano. Él no tiene que pagar por lo que hace su padre, y viceversa. Lo acontecido con Eduardito viola los más elementales derechos humanos y la propia Constitución de la República”.
También recordó que “han transcurrido ochenta y ocho días desde que un oficial de la Seguridad del Estado tocara en la puerta de mi edificio. NADIE (…) ha tenido el coraje de enfrentarme, salvo con despliegue de motos cual película sabatina para detener a un hombre de sesenta años. Menuda convicción revolucionaria la que defienden”.
Más adelante rogó al gobierno español y a su embajada en Cuba que se interesaran por otorgarle a él y su esposa visas para poder un viaje a Madrid para asistir a la presentación en junio de una serie de libros editados por él.
Respecto a este asunto, informó que realizaron “un primer intento en octubre, antes de que se desatara la madeja de presiones y chantajes de la Seguridad del Estado y la Policía Nacional Revolucionaria. La Unión de Escritores y Artistas de Cuba -de la que ambos somos miembros- nos ha apoyado con la solicitud” y agregó que “urge retirar la ilegal prohibición de salida del país que pesa sobre mí sin basamento legal alguno. Fue impuesta en medio de un proceso de reclamación que inicié el pasado 30 de enero, del cual aún no he recibido respuesta. Habrá que ver si se atreven, una vez más, a desterrar a un cubano de nacimiento, o a no dejarme regresar a mi patria”.
Asimismo, hizo un llamado a la ONU, a su Comisión de Derechos Humanos, a Amnistía Internacional, a la Unesco, al Vaticano, a las congregaciones religiosas de cualquier denominación, a la Cruz Roja Internacional, a las embajadas asentadas en La Habana, a los gobiernos y parlamentos democráticos del mundo entero, a escritores y artistas honestos, a los medios internacionales de prensa, a la izquierda internacional y a todas las personas de buen corazón a que intercedan por su hijo.
Por último, advirtió que “si mi reclamo no es atendido, el sábado 29 de abril, entre las 12:00 m y la 1:00 pm, volveré a sentarme ante el monumento al Apóstol del Parque Central, esta vez en protesta pacífica por el acoso que vivimos Eduardito y yo. Lo repetiré semana tras semana, a la misma hora. Ya nada tengo que perder”.
Para concluir, Fernández Era reiteró: “enciérrenme si les da la gana, agreguen a mi sanción los años que le quedan por cumplir a Eduardito, invéntense cuantas cobardes multas y medidas (in)cautelares les sirvan para encubrir sus fechorías, intenten silenciarme para que mi voz se oiga cada vez más alto, pero ¡NO TOQUEN A MI HIJO!”.
