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Encuentran el celular robado de Julita Osendi y ella no se lo cree

Foto: RRSS

Texto: Redacción Cuba Noticias 360

La periodista cubana Julita Osendi informó a través de sus redes sociales que había aparecido su teléfono celular, robado hace algunas semanas en pleno Malecón habanero.

“En medio de los problemas que nos rodean una buena noticia!!! Gracias al efectivo trabajo de la teniente Wendy de la unidad de policía de Zanja … APARECIO MI MOVIL”, escribió Osendi en su perfil en Facebook.

Además, con sorpresa afirmó: “Aún no lo creo pero así es” y agradeció “en grado sumo el haber podido recuperar mi móvil”.

La periodista especializada en temas deportivos había denunciado en dos ocasiones el robo de su celular mientras paseaba por el Malecón junto a una amiga. Primeramente narró cómo había sido sustraído el mismo por un sujeto y en otra publicación al día siguiente contó con más detalles su experiencia con la policía cubana.

Justo el 19 de abril, Julita aseguraba que “lo que resulta inadmisible es que las fuerzas del orden que están para defenderte miren hacia otro lado y no hagan nada: nadie puede imaginar la impotencia que esta cubana siente”.

Debido a esta situación decidió “completar mi historia; sí, porque la de ayer fue el hecho en cuestión del arrebato del teléfono que me dejó mal parada y tras el cual mi pobre rodilla, afectada desde hace tiempo, se vio perjudicada”.

“Les narro: a las 9:27 minutos, el ladrón me arrebató el teléfono; a las 9:31, tras tratar inútilmente de agarrarlo y salir del estupor, llamé al teléfono de la Policía (106), donde una muchacha me puso con un oficial que me tomó declaración y me dijo: ‘voy a enviar un patrullero a la zona para ver si podemos ver a su agresor (yo le había dicho cómo era, cómo iba vestido) y voy a enviar la técnica’”, continuó narrando.

Según amplió, junto a su amiga Sady se pararon “a esperar la famosa ‘técnica’ pensando ilusas nosotras, que vendrían a chequear las cámaras que supuestamente existen a lo largo de todo el Malecón, sobre todo, frente al Hotel Paseo del Prado donde se originó el atraco. Una media hora después, siendo vigiladas por un hombre que entraba y salía de una casa, puerta de calle, cerca de donde nos encontrábamos, que nos miraba, hablaba por su móvil y volvía a entrar a todas luces avisándole al ladrón (pueden ser suposiciones o alguien decir que veo muchas películas pero casi puedo asegurar que era así), volví a llamar a la Policía”.

“La recepcionista de la Policía me trató de conectar de nuevo con el jefe pero, algo nerviosa, me dijo: ‘mire, ya la técnica salió, espere’. A las 11 de la mañana, tengo por testigo a los trabajadores de la TRD que existe frente a Malecón, una cuadra arriba de los hechos, decidí llamar a mi hijo para que me recogiera porque veo que nada progresa. Mientras tanto conversé con dos jóvenes policías en motorinas que según ellos ‘velaban por la seguridad del malecón’ y al preguntarle yo si podía mirar las supuestas cámaras me dijeron un rotundo NO, que eso era la técnica”, aseguró Osendi.

Más adelante comentó que después conversó con otro policía, “ya maduro, que venía a recoger a una señora y me dijo que no sabía nada, que fuera a la unidad de Zanja a reportar el hecho y que menos mal que estaba bien porque días antes habían cogido a un turista al que le habían arrebatado cadena, reloj y celular y lo habían pateado en el piso. ¿Ustedes se imaginan eso en una ciudad que se vende al turismo internacional, en una zona como el malecón que es prácticamente patrimonial, utilizada para el solaz esparcimiento del habanero?”.

Prosiguió que llegando a casa recibió la llamada del jefe de la Policía en La Habana Vieja, “al parecer muy disgustado (después supe el por qué), al que tuve que narrarle por enésima vez cómo fue la cosa y cómo se veía el ladrón y que fuera a la unidad a reportar. Le dije que no iba a ningún lado, que tenía la rodilla inflamada y que ya yo había hecho la denuncia, había llamado a ETECSA y había cancelado mis tarjetas en el banco porque estos tipos de delincuentes son avezados en robar contraseñas y podían entrar en mi Transfer móvil”.

Entonces, según cuenta, el jefe de la Policía de esa parte de la ciudad, “accedió a enviar la guardia operativa a mi casa. Serían la una y media o las dos de la tarde… A las tres más menos, me llamó una oficial de la PNR de Centro Habana que venía a visitarme y recoger mi declaración. Ya yo no era de La Habana Vieja ahora era de Centro Habana”.

“A las cinco llegó la guardia operativa (ya el ladrón se bañó, se cambió de ropa, vació mis preciados trabajos, fotos y contactos) y fui nuevamente interrogada por la joven teniente, muy educada y sin asombrarse de nada. Resulta que ella era de Centro Habana, como ya dije y quería determinar el lugar exacto, el metro cuadrado justo, donde fui atacada porque eso delimitaría qué PNR me tenía que atender a mí ¿pueden entender algo o soy yo la única anormal?”, se preguntó asombrada.

“Le hice un croquis y después de un tiempo accedió a que ese lugar pertenecía a su jurisdicción, me tomó declaración y se fue. Entendí el por qué el disgusto del oficial de La Habana Vieja y es que, por un metro cuadrado, el ataque a Julita Osendi no le pertenecía”, agregó.

Luego, la periodista se preguntó “si en lugar de ser violentada a mi edad, hubiese salido con un cartel alentando a la sedición, atacando a un dirigente del gobierno, defendiendo a los presos políticos o a las Damas de Blanco ¿se hubiesen puesto a delimitar fronteras los jefes de la Policía de los municipios ya mencionados o todo el cuerpo disponible de agentes y no agentes de la Policía hubieran ido al lugar… ¡y no precisamente a saludarme!”.

Sobre los episodios de violencia que se viven en La Habana, Julita comentó también que al día siguiente mientras se dirigía a un turno médico, en un “hospital lejano a mi casa y en el recorrido a pie (porque no hay transporte, porque no hay gasolina, porque los precios de una simple moto andan por los cielos), me encontré con más de dos docenas de personas que me hablaron del hecho en cuestión y todas tenían anécdotas relacionadas con la violencia que se está viviendo en este país, en este caso en mi capital”.

“Ataques a niños que salen de escuelas y a los que le quitan mochilas, móviles; asaltos que acaban con la vida de personas que no divulgo porque no tengo pruebas (lo de los niños sí lo sé porque fue cerca de donde vivo), la cantidad de feminicidios que proliferan por todo el país”, fueron algunos de los ejemplos puestos por la periodista.

“Es preocupante, muy preocupante, algo que va mucho más allá del despojo del que fui víctima que, después de todo, tengo que agradecer que no fui atacada con un cuchillo o un bate”, confirmó.

Por último, Osendi invitó a que “saquen sus conclusiones amigos. Con esto cierro el capítulo del robo de mi móvil y créanme yo que nunca le he deseado el mal ni a los que constantemente me agreden, a este ladrón sólo le deseo que su mamá pase lo mismo que yo”.

1 COMENTARIO

  1. Puedes darte por «dichosa» que recuperes el móvil, se de lo valioso que es como herramienta de trabajo, más aún en su caso. Sufrí la sustracción de mi móvil en la ruta 222, ya hace un año; luego de las peripecias para realizar la denuncia aceptada de no muy buena gana en la estación que según decía no correspondía a la jurisdicción, me comentaron que era poco probable su aparición, por el modo operandis de los malhechores. No tuve la fortuna de ser visitado por oficiales de la policía y tener ciertas consideraciones, según su propio relato. Con la pérdida del móvil fue como la partida física de un valioso amigo del que no he podido recuperarme. Se por otras noticias que al menos tres reconocidos periodista le han robado el móvil y que yo sepa no hay reportes de su aparición. Así que amiga, date fuerte en el pecho.

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