Foto: Roy Leyra | CN360
Texto: Redacción Cuba Noticias 360
El portal del Ciudadano de La Habana publicó este martes que las autoridades de la capital crearon un nuevo cuerpo de inspección en la provincia para el enfrentamiento a las ilegalidades tanto en los negocios y en la población, así como también para poner freno a las irregularidades entre inspectores.
De acuerdo con el sitio, teniendo en cuenta las insatisfacciones mostradas por la población ante la labor desempeñada por la antigua Dirección de Supervisión y Control, surgió la Dirección de Inspección Provincial y Municipal.
Osvaldo Rivalta Torres, director de la Dirección de Inspección en la ciudad puntualizó que el objetivo de este nuevo cuerpo de trabajo será enfrentar las ilegalidades, teniendo en cuenta las insatisfacciones de la población.
¿Qué harían los nuevos inspectores?
Según declara el portal del Ciudadano, casi 150 nuevos trabajadores se sumarán a las tareas y los antiguos inspectores pasaron por un proceso de depuración en el cual muchos no quisieron continuar, otros prefirieron irse a trabajar por cuenta propia y otros tantos no mantienen vínculo laboral alguno en estos momentos.
Las nuevas tareas que asumirán los cuerpos de reciente creación son el enfrentamiento a los incumplimientos en el ejercicio de las actividades por cuenta propia y las nuevas formas de gestión no estatal.
Además, deberán velar por el enfrentamiento a las ilegalidades en la vía pública, contra el ornato público y la higiene comunal y contra los recursos hidráulicos.
También responderán por los precios minoristas, las regulaciones sobre acueducto y alcantarillado y otras dispuestas por el Gobernador de La Habana, así como por los intendentes de los municipios.
Nuevos inspectores, mismo problema
¿Cuántos inspectores harán falta por municipio para erradicar a los coleros? ¿Cuántos para hacer que todos los carros estatales se detengan en las paradas de guaguas a auxiliar con el transporte? Por solo citar un par de ejemplos.
Cuentan los de mayor edad de casa que antaño los inspectores infundían respeto, incluso cierto temor, y se aparecían cuando menos se les esperaba a revisar todo al detalle. La limpieza, la calidad de los productos, la procedencia de las materias primas, nada escapaba a su vista y eran casi todos incorruptibles, precisamente porque con su salario podían vivir cómodamente sin necesidad de favores.
Ahora, por el contrario, el inspector suele ser al que se le prepara la pizza con más queso o la hamburguesa más grande, al que se monta gratis en el taxi o al que se le hace un “regalito” para que haga «la vista gorda» de vez en cuando. Porque al final, los inspectores son también cubanos, con todos los problemas cotididianos que se tienen en la isla.
