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Intento de suicidio en el malecón habanero despierta polémica sobre este trastorno en Cuba

Foto: Kaloian Santos

Texto: Redacción Cuba Noticias 360

Un hombre al parecer intentó quitarse la vida y se lanzó al embravecido oleaje de este invierno en el malecón que bordea la barriada de Centro Habana, lo que hubiera sumado un fallecido más al cuadro de mortalidad en Cuba por este motivo que representa la décima causa de muerte, según estadísticas oficiales, de no haber sido rescatado por transeúntes, vecinos y autoridades.

El hombre llevaba cerca de una hora sentado en una esquina frente al malecón y de repente salió corriendo con un teléfono celular en la mano, cruzó la avenida y se lanzó al mar, este lunes, en el tramo entre las calles San Nicolás y Manrique, donde las olas penetraban fuertemente producto de la reciente llegada de un frente frío a la costa norte occidental de la isla, reportó la revista digital OnCuba.

A pesar de tratarse de un sitio de difícil acceso, y de las fuertes olas que en ocasiones sobrepasaban el muro del malecón, los agentes del orden público lograron con la ayuda de una cuerda sacar al hombre del agua con vida y en estado consciente, aunque con visibles golpes en su cuerpo, dijo el medio estadounidense.

El hecho trascendió de inmediato en las redes sociales y en medios de prensa internacionales que apuntaron a un tema que no es abordado con frecuencia en medios periodísticos estatales.

De acuerdo con las estadísticas sanitarias mundiales, en 2019 unos 97 mil 339 individuos fallecieron en las Américas por esta razón, y se estima que los intentos de quitarse la vida pudieron ser 20 veces esa cifra.

En Cuba representa la décima causa de muerte en el cuadro de la mortalidad general y la tercera en el grupo de 10 a 19 años de edad, a pesar de los esfuerzos volcados en el Programa Nacional de Prevención y Atención a la Conducta Suicida, efectuado desde 1989 por el Ministerio de Salud Pública (MINSAP), expone una nota de esta entidad sanitaria. El país, además, presenta una tasa superior a 10 por cada 100 mil habitantes.

Durante un panel que sesionó el año último en La Habana, el Dr. Ramón Felipe Prado Rodríguez, especialista de Primero y Segundo Grado en Psiquiatría del Hospital “General Calixto García”, junto a la Dra. Beatriz Corona Miranda, del Instituto Nacional de Higiene, Epidemiología y Microbiología (INHEM), destacaron diferentes características de la conducta suicida en la isla y de la labor preventiva que se realiza.

En lo relativo al Programa de Prevención de la Conducta Suicida en el país, se explicó que sus principales objetivos están dirigidos a reducir la morbilidad por intento suicida, así como la muerte por suicidio consumado, propósitos coherentes con los planteados en la Guía de la Organización Mundial de la Salud (OMS) “Vivir la vida”.

De esta manera se conoció que a finales de la década del 80, cuando comenzó el citado instrumento de trabajo sanitario en Cuba, existía una tasa de suicidio por encima de 20 por cada cien mil habitantes, y en la actualidad la tasa se encuentra en un aproximado de 13, lo que a juicio de especialistas marca una disminución, sin dejar de constituir asunto de gran prioridad para las autoridades sanitarias y de gobierno.

En cuanto a la distribución de los suicidios por grupos de edades, los panelistas comentaron que las personas mayores de 60 años tienen las tasas más elevadas; un comportamiento histórico que se ha mantenido de esa forma por más de tres décadas.

Respecto al sexo alrededor del 70 por ciento de los suicidios en Cuba ocurre en hombres,  aunque entre 2011 y 2019 la frecuencia de intentos por cada suicidio consumado fue superior en las mujeres, en esencia, 31.7 y 3.5 intentos, respectivamente. Los expertos resaltaron que en edades más avanzadas las tentativas suicidas disminuyen, pero aumenta la posibilidad de consumarlas.

De igual forma argumentaron que según las tasas de suicidio para todos los grupos de edades, las provincias de muy alto riesgo en este sentido son Las Tunas, Holguín, en el oriente de la isla; Camagüey, Villa Clara y Sancti Spíritus, en el centro; Matanzas Mayabeque, Artemisa, en la región occidental.

La mayoría de los suicidios son precedidos de signos de advertencia verbal o conductual como hablar sobre querer morirse, sentir una gran culpa o vergüenza, o sentirse una carga más para los demás. Otros signos son experimentar sensación de vacío, sin esperanza, atrapado o sin razón para vivir; manifestarse extremadamente triste, ansioso, agitado o lleno de ira; con un dolor insoportable, ya sea emocional o físico, enfatiza la nota del MINSAP.

Asimismo, cambios de comportamiento como hacer un plan o investigar formas de morir; alejarse de los amigos, decir adiós, regalar artículos importantes o hacer un testamento; hacer cosas muy arriesgadas como conducir con exceso de velocidad, muchas veces asociado a la ingestión de bebidas alcohólicas; mostrar cambios de humor extremos; comer o dormir demasiado o muy poco; consumir sustancias nocivas con más frecuencia, pueden ser signos de advertencia del suicidio.

Hoy a este panorama de salud en la nación se añaden las secuelas dejadas por el Covid-19. La pandemia del coronavirus puede incrementar las afectaciones a la salud mental con cuadros de ansiedad, depresión, estrés postraumático, violencia familiar y carencias socioeconómicas que repercuten en el bienestar de las personas, señaló el doctor Ramón Prado Rodríguez, psiquiatra del Hospital Universitario Clínico Quirúrgico “General Calixto García”.

Prado añadió que en su cuadro clínico característico el Covid-19 puede generar manifestaciones neuropsiquiátricas importantes que elevan los riesgos suicidas en la población, unido a trastornos mentales propios que pueden surgir como consecuencia de padecer el virus.

A pesar del silencio como norma en los medios estatales, los suicidios en Cuba en la actualidad se dan a conocer de manera rápida en las redes sociales, como es el caso reciente del joven de 23 años Alessandro Rodríguez Aguiar, muerto en la Universidad Central de Las Villas “Martha Abreu”, al ingerir un producto químico del propio laboratorio donde laboraba.

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