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Jorge Villazón y nuestra propia guerra contra el olvido

Texto: Redacción Cuba Noticias 360

Nunca debería haber pasado, pero Jorge Villazón, ese nombre grande de la actuación, es hoy una de las figuras que ha caído prácticamente en el olvido en la televisión cubana. Apenas hay menciones a su obra, a su huella actoral, ni ningún spot o espacio que lo recuerde con la altura que merece su talento y el reconocimiento que obtuvo entre los cubanos. Solo podemos volver a disfrutar de su clase cuando retrasmiten programas como la legendaria “Serie su propia guerra” o algún que otro dramatizado de décadas atrás.

Villlazón, nacido el 31 de marzo de 1947, fue uno de los actores más queridos y populares entre los cubanos. Sus estudios en el campo de la actuación comenzaron tras su traslado desde Cienfuegos a La Habana, cuando con 22 años ingresó en la Escuela de Formación de Actores del Instituto Cubano de Radiodifusión, donde estuvo desde 1969 hasta 1972. 

Desde que comenzó a interpretar diversos papeles en la televisión dio muestras de que sus dotes para la actuación eran casi genéticas. Ganó reconocimiento con sus interpretaciones en “Sol de Batey”, “En la retaguardia del enemigo”, “Julián Guerrero”, “El Tábano”, pero su ascenso a los primeros sitios de la popularidad lo alcanzó con su rol protagónico en la aventura “El Halcón”, dirigida por Miguel Sanabria.

Los cubanos recordaron mucho tiempo su personaje de “Memed el flaco”, un desempeño por el cual obtuvo varios premios entre ellos el Girasol que otorgaba la extinta revista Opina. En el seriado compartió roles con varios actores que fueron alcanzando renombre  en la pequeña pantalla, entre ellos Irela Bravo, quien por aquellos años también comenzaba a descollar en la televisión.

En el cine destacó por su talante profesional. Participó en películas como “Otra mujer”, “Techo de Vidrio” y “Plácido”, con actuaciones en las que revalidó su carisma y soltura en la interpretación.

Ya entre los años 80 y 90 Villazón había conquistado a los cubanos no solo por su talento y entrega, sino por su jovialidad y carisma, cualidades que hacía notar tanto en su trabajo como en la relación con los demás actores y su público. 

Entrados los años los 90 su obra quedó para siempre en el corazón de los cubanos, cuando dio vida al personaje del capitán Pablo en la serie policiaca Su propia “guerra”, uno de los programas más recordados en la historia de la televisión cubana durante las últimas cuatro décadas.

En “Su propia guerra” confluyeron un grupo de los más grandes actores y actrices cubanos que aportaron con interpretaciones memorables a la trama de un programa que marco época en Cuba y todavía cuando se retransmite mantiene en vilo a miles de espectadores. Inclusive los capítulos de este policiaco del espacio “Día y Noche” se venden con gran aceptación en los negocios que ofertan discos y películas piratas en todo el país. 

En ese policíaco Villazón trabajó de cerca con otros grandes nombres de la actuación en Cuba como Albertico Pujols, Orlando Fundicheli, César Évora, entre otros. Villazón logró su personaje con un evidente estudio del desempeño de un investigador policial. No dejó nada al azar en este papel que lo consagró completamente en la televisión y en la memoria de los cubanos.

Durante el estreno “Su propia guerra” prácticamente paralizaba al país entre otras cosas por lo logrado del guion y las extraordinarias actuaciones de sus protagonistas, encabezados por Alberto Pujol en el recordado personaje de “El tavo”. La crítica ha reconocido que Villazón realizó uno de los mejores roles de policía en la televisión en la isla, algo que el público percibió prácticamente desde el inicio de esta icónica serie.

Jorge Villazón estaba en el mejor momento de su carrera cuando su vida fue truncada por un accidente automovilístico en 1994. Su muerte los 46 años  fue un gran golpe para la televisión y sobre todo para el pueblo cubano, que lo despidió como a un ser querido, como a  una persona muy cercana, que ciertamente lo era desde hace mucho tiempo.

Villazón llevó a cabo una carrera de altos kilates e hizo patente su talento en diferentes ramas de la televisión y el cine cubano. Su fuerza interpretativa y dedicación al caracterizar a los personajes demostraron que tenía mucho más para seguir triunfando en la actuación y llegar lo más lejos posible. Parecía que no había nada que no pudiera conseguir con su entrega y fortaleza escénica.

Lamentablemente hoy su nombre a todas luces permanece cubierto por el olvido en la misma televisión que prestigió; sin embargo, diferentes generaciones de cubanos siguen recordando sus emblemáticos personajes y sobre todo su papel del “capitán Pablo”, enmarcado dentro de los mejores momentos de la historia de la televisión cubana.  

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