Foto: Jorge Luis Borges
Texto: Karla Castillo
¡Ay, la Covid-19! ¿En cuántos aspectos ha dañado nuestras vidas? Que si teletrabajo, distanciamiento social, nasobucos, gel antibacterial… pero existe algo que ha experimentado directamente el impacto de la pandemia, y esto es, ahí en el seno del hogar, la relación de pareja.
Rodeadas de miedos y crisis existenciales, en aislamiento, pasando más tiempo juntos de lo acostumbrado, con la imposibilidad de “escaparse” a desconectar un poco, los problemas se han acrecentado en algunos casos, en otros, solo ha reafirmado la fuerza de la relación.
En general, se superó el límite de tiempo que estábamos acostumbrados a pasar juntos, y es lógico creer que aquellas parejas sin tener bien construidas las bases de una relación sana: la pasión, la intimidad y el compromiso, saldrían un poco golpeadas luego del confinamiento.
“Llevábamos cerca de siete meses, e íbamos viento en popa. Él era todo un galán. Nos gustabamos. Cuando quitaron el transporte, decidimos que estaría mínimo una semana en su casa cada vez. Ahí se complicó. La pandemia nos obligó a esa convivencia, para la que evidentemente no estábamos preparados. Él criticaba mis costumbres. Yo me sentía incómoda, además, sobrellevando a su abuela a la que no le caía muy bien. Al final se estropeó todo”, me explicó Katia, una joven de 21 años.
Existen relaciones que, en situaciones de crisis, se crecen, otras, se deterioran aún más. Una investigación demostró que mientras las relaciones funcionales han mejorado, las parejas en crisis han continuado yendo cuesta abajo. Visto así, las parejas felices se volvieron más felices, y las infelices, más infelices.
Un estudio, “Parejas en Pandemia”, realizado por la Unidad de Investigación en Procesos Relacionales y Psicoterapéuticos (UNIR) de la Facultad de Psicología de la Universidad del Desarrollo, demostró que la pareja sí es un espacio de contención, justificado en que el 72% de los sujetos, durante esta pandemia, sintió a la pareja como la base del bienestar en sus vidas.
En muchos casos las historias no fueron tan románticas, y eso lo refleja el comportamiento de las tasas de divorcios por países. En China, por ejemplo, varias ciudades informaron de un número récord de solicitudes de divorcio en marzo de 2020, por otra parte, The New York Post indicaba que los abogados de divorcios estaban siendo inundados en llamadas. Así también lo indican cifras de Arabia Saudita, Indonesia.
Amar a lo cubano y en pandemia
En Cuba, la situación suele ser complicada, en general, en cuanto a aspectos económicos y demográficos. Por ejemplo, el tema de la vivienda y la convivencia de varias generaciones (como le pasó a Katia y la abuela de su ex pareja) suele traer problemas, súmesele a eso, la escasez, y luego, estrés por la pandemia, tener a los niños en casa, el ordenamiento monetario, etc., etc.
Mayte, madre de 25 años, quien vive con su esposo, así nos contó su experiencia: “La convivencia en Covid es difícil, aunque como pareja nos ha unido mucho a pesar de pasarla casi siempre peleando ¡Hemos discutido hasta por quien se tapa primero con la sábana! Las peleas son inevitables en las parejas, pero estar en casa sin poder salir, sin recibir visitas ni visitar a nadie, con poco trabajo e ingresos hacen la convivencia bien frustrante”.
“Además, el exceso de información que consumimos (no hay más nada que hacer) nos estresa mucho y la tolerancia dentro de casa es baja. Por otro lado, Lena altera y no es que ella sea difícil es que uno está el doble de preocupado y de nervioso con todo este lío. La casa nos queda chiquita”, confesó.
“En mi caso estuvimos 15 días encerrados en casa, sólo podíamos bajar a comprar la comida que nos llevaban y pasear al perro. Para entretenernos al principio vimos pelis, series, hasta videos de origami. Se complicó la situación porque generó estrés de ambos lados», dijo por su parte Elaine, a quien la cuarentena atrapó con sólo unos meses de casada.
Sin embargo, no acabó en separación: «La verdad que nos sentimos super mal porque ambos nos queremos. Ese encierro fue fatal, nos dábamos cabezazos, pero lo único que me demostró fue que tenemos un alto nivel de tolerancia y estoy enamorada de mi pareja. Supimos lidiar a pesar de las discusiones. Ese Covid trajo grandes cambios».
A Joana y Rafael, la cuarentena les llegó con varias novedades, justo cuando se decidieron a casarse y mudarse juntos: “Para nuestra sorpresa declararon cuarentena pocos días después de mudarnos. Compramos reservas de comida y nos preparamos en la nueva casita. Todo dentro del asombro de un virus con afectación mundial. Y detectamos, casi simultáneamente a esas cosas, que yo estaba embarazada”.
“A nosotros, en particular, nos afectó nuestra boda, el embarazo y nacimiento del bebé, pero bueno, no nos separamos, el encierro nos ha ayudado a compenetrarnos más como pareja, diría como familia”, me decía Joana mientras amamantaba al pequeño Lucas.
Como también contó, en cuarentena todas las parejas han querido matarse. La situación ha dependido de cómo han podido enfrentarse a sus demonios y afrontar sus sentimientos. Al final, la pandemia no dio muchas opciones, era estar juntos, revueltos o terminar divorciados. ¿Cómo te fue a ti?
