Texto: Redacción Cuba Noticias 360
Foto: RRSS
Al igual que en los Juegos Olímpicos de París 2024, al evento Paralímpico también acudieron deportistas de origen cubano en representación de otros países. Uno de ellos fue el discóbolo Oney Tapia, quien ganó una medalla de oro para su nación adoptiva Italia en la categoría F11 (atletas con una discapacidad visual casi total).
Nacido en Mariano en 1976, Tapia es dueño de una increíble historia, digna de una cinta cinematográfica, cuyos detalles fueron revelados recientemente por el sitio Cubalite. En su niñez practicó varios deportes, aunque se decantó por el béisbol, sin lograr grandes resultados como lanzador.
En el año 2002 se marchó de la isla luego de contraer matrimonio con una italiana. En el país europeo, no obstante, siguió con el objetivo de seguir vinculado al deporte nacional cubano. Al poco tiempo, se incorporó a las filas de la sociedad Baseball Old Rags Lodi, cuyo equipo principal militaba en la Serie A2, segundo nivel del béisbol bambino.
Sin embargo, la pelota no le alcanzaba para vivir, por lo que empezó a trabajar como jardinero y un día del año 2011 –relata la fuente– mientras podaba un árbol, un enorme tronco le golpeó el rostro y fue trasladado a un hospital, donde le realizaron varias pruebas. Desgraciadamente le informaron que, como resultado del accidente, había perdido la visión.
Después de varias semanas de miedo, incertidumbre y frustración recibió el alta médica y decidió no rendirse. De acuerdo con la web Ability Channel, se incorporó al conjunto de Omero Runners Bergamo para practicar torball y goalball.
Su llegada al paratletismo se produce de forma fortuita en el 2013 y se especializó en lanzamiento del disco e impulsión de la bala, dos modalidades en las que evolucionó bastante rápido y logró posicionarse como el mejor de Italia. Debutó con la selección nacional en el Mundial de Doha 2015, donde finalizó en el puesto 13 del disco.
Ya establecido en esas disciplinas, Tapia ha conseguido una estela de éxitos a nivel internacional, como tres títulos en los Campeonatos Europeos, un oro y una plata en disco en los Mundiales de Kobe 2024 y Dubai 2019, pero nunca había logrado subir a lo más alto del podio en unos Juegos Paralímpicos.
Luego de conformarse con un segundo lugar y dos medallas de bronce en las ediciones Río de Janeiro 2016 y Tokio 2020, respectivamente, la “maldición” llegó a su fin en París. A sus 48 años, el discóbolo habanero padre de tres hijas y excelente bailador (ganó la duodécima edición del programa televisivo Ballando con le stelle, en 2017), finalmente pudo tocar la gloria paralímpica.
Tapia sacó toda su casta de guerrero y supo venir de abajo para realizar el disparo ganador de 41.92 metros en el quinto intento, luego de que el iraní Hassan Bajoulvand lanzará el disco hasta 41.75 metros en su segunda oportunidad. El español Álvaro del Amo se adueñó del bronce con 39.60, mientras el anterior monarca de la prueba y recordista del orbe, el brasileño Rodrigo da Silva, quedó fuera del podio al no poder rebasar siquiera los 40 metros.
La corona de Oney Tapia se incluyó en el excelente botín de 24 títulos que le permitió a Italia ocupar el lugar seis del medallero por países. La nación de la pizza acumuló en total 71 preseas, entre ellas 15 de platas y 32 de bronce.
La delegación cubana por su parte, mejoró con creces su resultado de Tokio 2020, y con seis oros, tres platas y un bronce, finalizó en el lugar 24, mejorando 11 escaños con respecto a la capital japonesa.