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Marketing y antirracismo: el caso de Correos

Foto: Doméstika

Texto: Mónica Fernández

De buenas intenciones está empedrado el infierno”, es algo que Correos de España ha experimentado en carne propia por estos días. Su colección de sellos contra la discriminación racial, “Equality Stamps”, ha despertado críticas en redes sociales. Tras acaparar titulares, al parecer fueron retirados de su web de ventas, donde ya no es posible encontrarlos.

Y es que, aparentemente, Correos lo hizo todo bien. Los “Equality Stamps” se presentaron como parte del Mes Europeo de la Diversidad y en el primer aniversario de la muerte de George Floyd. La campaña contó con el asesoramiento de la Federación de Asociaciones de SOS Racismo, y la participación del cantante de hip-hop y activista El Chojín. Su objetivo, como explica un comunicado de prensa, es concienciar sobre la desigualdad racial y defender la diversidad, la inclusión y la igualdad de derechos. La colección incluye cuatro sellos, cada uno representando un color de piel distinto, yendo de blanco a negro.

Entonces, ¿qué salió mal? El gran problema de la campaña es que cada sello tiene un valor distinto: desde €1,60 el que representa a la piel blanca, hasta €0,70 el de la piel negra. De esta forma, los sellos simbolizan una realidad donde el racismo otorga mayor valor a unas personas sobre otras en dependencia del color de su piel. El propósito de Correos era que, a la hora de hacer un envío, las personas necesitarían utilizar más sellos negros que blancos. “De este modo, cada carta y cada envío se convertirán en un reflejo de la desigualdad creada por el racismo” dice El Chojín en el video que acompañó el lanzamiento. Sin embargo, un detalle ha pasado desapercibido: el sello de €0,70 (piel negra) tiene el mismo valor de la tarifa de envíos nacionales, mientras que el de €1,60 (piel blanca) el de los internacionales. Por tanto, el sello negro es el que más circularía hacia el interior del país, no por elección del usuario, sino por necesidad.

Más que sensibilizar contra el racismo, la campaña de Correos parece perpetuar sus dinámicas. Que el valor de una persona, lamentablemente, muchas veces está determinado por el color de su piel, ya lo sabemos. Al valorar de forma distinta los sellos, refuerza la idea de la desigualdad.

La campaña, al final, padece del llamado “marketing performático”: una empresa emite una declaración antirracista de tipo superficial, pero evita implicarse en temas más complejos como la creación de políticas de contratación inclusivas que contrarresten la exclusión laboral de los sectores marginalizados. Todo quedó en un show mediático.

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