Foto: Sky Sports
Texto: Alejandro Varela
En plena semana de definiciones en la Champions, el polémico José Mourinho ha sabido robarse nuevamente los titulares del mundillo del fútbol con el anuncio de su fichaje por la Roma.
Sin dudas, el portugués exhibe un currículum que lo sitúa entre los mejores técnicos del presente siglo, pero en los últimos años ha sufrido un declive en sus resultados, por lo que vale la pena preguntarse si el club romano hizo bien al contratar sus servicios.
El nombre de Mourinho saltó a la fama en el 2004 cuando condujo el Porto a coronarse en una inédita final de Champions frente al Mónaco, la única de los últimos 20 años protagonizada exclusivamente por equipos de segunda línea europea. Inmediatamente, el magnate ruso Román Abramovich lo fichó para comandar su millonaria inversión en el Chelsea y el luso no defraudó.
Luego de engordar las vitrinas del equipo londinense hasta el 2007, dio su primer salto al fútbol italiano. La temporada 2009-2010 atestiguó el punto álgido de su carrera, al ganar un espectacular triplete que incluyó una épica victoria sobre el Barcelona de Guardiola en semifinales de Champions. Esa rivalidad se volvería uno de los principales focos del deporte mundial poco después, cuando Florentino Pérez se lo llevó al Real Madrid para hacer frente al fantástico equipo catalán, reconocido hoy en día como el mejor de todos los tiempos.
En la capital española Mourinho se dio el lujo de dirigir a la segunda generación de “galácticos” encabezada por su compatriota Cristiano Ronaldo, aunque la exquisitez del juego azulgrana le permitió festejar muy poco antes de ser despedido en 2013. De Madrid regresó a Stamford Bridge para firmar un segundo período con el Chelsea de sus amores, al cual condujo en 2015 al tercer título local bajo su mandato. No obstante, el idilio duró poco y ambas partes volvieron a romper relaciones antes de finalizar el año.
El Manchester United apareció para brindarle una nueva oportunidad de seguir en la cima, y de alguna forma lo consiguió ganando la primera Liga de Europa del poderoso conjunto del norte británico. Pero el United pertenece a una estirpe que no se conforma con esos trofeos, considerados secundarios, y al ver que su estratega no podía llevarlo a más, también lo despidió.
Por primera vez en 18 años, “The Special One” quedó sin empleo, aunque su pedigrí como personaje de renombre en el fútbol mundial ya estaba esculpido en piedra. Tras una pausa de unos meses, el Tottenham subcampeón de la Champions en 2019 le ofreció otro chance, pero vez el portugués fue cesado el pasado 19 de abril sin conseguir título alguno, como nunca antes le había sucedido.
Llegamos así a los acontecimientos actuales, cuando la familia estadounidense Friendkin, dueña de la Roma, lo rescató nuevamente al devolverlo al Calcio, donde vivió sus mejores años. Y es que, precisamente, ese parece ser el nivel de Mourinho en la actualidad, dirigir a un equipo acostumbrado a la parte alta de la tabla pero alejado de la élite. La incógnita es si estará consciente de ello.
La Loba es una de los clubes de más caché en Italia y cuenta con una de las aficiones más fieles de todo el planeta, que delira por su equipo pese a las poquísimas alegrías que le han regalado en los últimos años. La última vez que los tifosis romanos celebraron en grande fue cuando ganaron el Scudetto de la temporada 2000-2001, con aquel célebre plantel dirigido por Fabio Capello y liderado en la cancha por Francesco Totti y el goleador argentino Gabriel Omar Batistuta.
Desde entonces, la escuadra Giallorossi apenas saboreó las mieles de dos Copas Italia y una Supercopa, con el gustillo agridulce de interminables años a la sombra de la Juve, el Inter o el Milán. Por si fuera poco, su desempeño en Liga disminuyó esta campaña y el final del calendario le depara una lucha a codo partido por el último asiento a la Liga Europa del año próximo.
En este torneo descansaban las principales esperanzas de la Roma para no dar por perdida la temporada, pues lograron avanzar hasta las semifinales frente al Manchester United. Pero el partido de ida de el jueves pasado terminó con una gran decepción. De remontar una desventaja en el primer tiempo, pasaron a encajar cinco goles en la segunda parte y terminaron humillados 6-2 en su propio campo.
Ante esa debacle, los dueños del club decidieron dar un golpe sobre la mesa y despedir al técnico Paulo Fonseca al término de la temporada para darle las riendas a Mourinho, en una especie de «Hail Mary» en toda regla para salvar su propio pellejo. Lo riesgoso de la apuesta está en que realmente se desconoce si Mou tiene aún la capacidad de cubrir las necesidades reales del proyecto romano.
No es poco común en el deporte que un entrenador que una vez fue exitoso se aferre a su pasado en la recta final de su carrera y, si bien Mourinho aún no tiene 60 años, su orgullo y obstinación juegan como un arma de doble filo contra él. En definitiva, el fútbol ha cambiado y los estilos de toque del balón ensalzados por Guardiola o por el alemán Jurgen Klopp están de moda hoy, algo que al lusitano nunca le agradó.
Pero eso sí, el fútbol italiano, sumido en la monotonía durante la última década, al menos tiene garantizado una buena dosis de espectáculo con su regreso. Todo parece indicar que el renacimiento de la Serie A es un hecho y el primer guiño llegó con el Inter de Milán este fin de semana al romper la hegemonía de la Vecchia Signora y ganar el título 10 años después de la última vez.
Si recordamos bien, en aquella celebración el banquillo lombardo tenía como protagonista justamente a Mou, el mismo que ahora regresa, pero desde otra trinchera.