Multas a los taxistas por los precios: la punta del iceberg

Foto: Roy Leyra| CN360

Texto: Hugo León

Al filo de la mañana de este martes la Dirección de Inspección Provincial de La Habana informó de la realización de “varias acciones de control” sobre los precios de los transportistas en la ciudad. El hecho, que en medios estatales se mostró como un “cerco al cobro abusivo e ilegal” del transporte en la capital, fue la imposición de multas a apenas tres transportistas en toda la ciudad.

Se multó a un taxista que cobraba 200 pesos por el viaje entre Santiago de Las Vegas y La Habana; a otro que cobraba 150 pesos por ir desde Cotorro hasta el Parque Curita y el último fue a otro que pedía 100 por ir desde Cotorro hasta la Virgen del Camino, en San Miguel del Padrón.

“En todos los casos los infractores fueron notificados con multas de 8000.00 CUP según lo establecido en el Decreto 30/21 “De las contravenciones personales, sanciones, medidas y procedimientos a aplicar por la violación de las normas que rigen la política de precios y tarifas”, indicó esa dirección de Transporte de la capital.

Tres ríos no hacen mar

Llama la atención que entre todas las “acciones de control” nada más se multara a tres taxistas cuando a diario en la capital transitan miles de choferes y los precios por los que fueron sancionados, son los mismos que cobran todos.

No sería positivo especular señalando que se trata de inspecciones avisadas como las acostumbradas en el país; ni de fraternalismo con los choferes por parte de los inspectores, o de que se trata sólo de una acción ejemplarizante para llamar la atención del resto de los transportistas, pero el debate suscitado en redes sociales dejó claro que hay mucho más que analizar que los precios.

¿Por qué cobran tan caro el pasaje? Los taxistas hablan

Nadie como el dueño de un taxi para entender la otra arista del tema precios. Por eso, en conversación con varios de ellos, este medio les preguntó a qué creen que se debe el aumento de las tarifas.

Un par aseguró que sólo “seguían la corriente” porque vieron que otros estaban cobrándolo así. Otro expresó que en su piquera los choferes se pusieron de acuerdo y un cuarto, más conversador, apuntó que el precio es la punta del iceberg, pero que más nadie ve todo lo que está debajo.

Cuando los pasajes costaban entre 10 y 15 pesos nadie se quejaba, pero en ese momento las gomas costaban 30 CUC y eran relativamente fáciles de encontrar; el combustible se conseguía sin mucho aprieto y las partes y las piezas podían pagarse con algunos días de trabajo, pero todo eso cambió, reflexionó.

Si ahora se paga hasta 35 mil pesos por algunas gomas cuando aparecen y cualquier reparación puede montarse en decenas de miles, simplemente no se puede seguir cobrando 15 pesos por el pasaje, concluyó.

Según él, al final del mes cuando terminas de pagar el aceite, el combustible, los impuestos y guardas para las roturas frecuentes porque los carros son viejos, te das cuenta de que has ganado un buen dinero, “pero no millones como la gente cree”, y al fin de cuentas te has pasado 12 horas día tras día frente a un timón manejando, con tu vida y la de otros bajo tu única responsabilidad.

¿Y los taxis del Estado?

Para quien se desplace en La Habana en diferentes momentos del día no es un secreto que los propios carros estatales cobran casi siempre las mismas tarifas que los taxistas privados, especialmente luego de las 6:00 de la tarde, hora después de la cual afirman que “el carro es suyo”.

Las llamadas “gacelas” son un ejemplo de esto. En días recientes este periodista usó varias de ellas en distintos momentos del día y el costo varió desde lo establecido por el Estado si el recorrido iniciaba en la garita oficial, hasta los mismos costes de los carros particulares si ya estaba iniciada la ruta.

En debate no muy lejano con un economista sobre el equilibrio de precios, este señalaba que ese elemento hace referencia solamente al momento de la compraventa o del cobro y pago de un servicio y que responde a una coyuntura, y por eso es tan cambiante.

En el caso de Cuba, desde la pandemia de Covid-19 y la reforma monetaria, sobrevino una inflación creciente, incluso muchas veces superior a lo estimado por el gobierno. El precio de los carros es sólo una consecuencia del ambiente que lo rodea.

El mismo chofer que aumentó el costo de cada pasaje tiene que comprar la comida a la que le subieron el precio y pagar por otros servicios que también son más caros que cuando él cobraba 15 pesos por pasajero, por ejemplo.

Es poco probable que tres o 300 multas solucionen el problema de los precios, además de que dejarían un sabor entre los choferes peor del ya existe actualmente respecto a la situación del país.

Pensando en las leyes básicas de la economía, una respuesta más acertada sería una mayor oferta de transporte por parte del Estado, algo que al menos de momento no parece posible y que nos hace pensar más allá de quién le pone el cascabel al gato ¿son los choferes el gato o sólo un eslabón más de una cadena en crisis?