Texto: Alejandro Varela
Foto: Asociación de Fútbol de Cuba
Otro drama similar al que vivió el equipo Cuba de béisbol previo a su participación en el Preolímpico de las Américas en la Florida, experimenta hoy la selección de fútbol de cara a su incursión en la Copa de Oro. El visado para entrar a Estados Unidos vuelve a ser un problema para una delegación cubana y en este caso el escenario no es La Habana, sino Managua.
La escuadra tricolor viajó el pasado sábado a la capital de Nicaragua desde Guatemala, donde realizaron una larga base de preparación durante el mes de junio, con el fin de tramitar su documentación migratoria en la embajada del país norteamericano allí.
Según diversos reportes, los cubanos recibieron cita el martes para acudir a la sede diplomática y se esperaba que el jueves pudiesen volar a Fort Laurderdale, donde mañana deben enfrentar a Guyana Francesa en el primer choque de la breve fase clasificatoria al certamen regional.
Sin embargo, la periodista Niurka Talancón, del canal Tele Rebelde, reportó este viernes por la tarde que la selección seguía varada en suelo nicaragüense y si finalmente recibían el visado el sábado, irían del aeropuerto directo al partido a celebrarse en el estadio temporal del Inter de Miami, de la Major League Soccer.
De hecho, la corresponsalía de la agencia Prensa Latina en Managua reportó el jueves que el equipo se disponía a viajar ese mismo día una vez recibida la documentación migratoria, tal como tenían previsto luego de realizar algunas sesiones de entrenamientos durante la semana.
Pese lo injusta que parece la situación, algunos analistas pudiesen no ver ilógico que nuevamente las autoridades migratorias estadounidenses demoren el visado a una delegación deportiva cubana, sobre todo tras lo sucedido en el Preolímpico de béisbol, cuando cuatro integrantes del conjunto antillano decidieron permanecer en Estados Unidos.
El fútbol ha sido históricamente el deporte que más se ha desangrado cada vez que Cuba compite en el país norteño. El hecho de que la Copa de Oro, un evento que se realiza cada dos años, tenga por sede a Estados Unidos casi siempre, ha provocado que varias generaciones de futbolistas de la isla opten por quedarse y seguir su futuro en esas tierras. Algunos de ellos, incluso, se han convertido en estrellas de la MLS como el caso de Osvaldo Alonso.
No obstante, parece que la suerte de esta selección apunta a ser diferente, toda vez que el grueso de sus miembros son jugadores que se desempeñan en el extranjero y no poseen vínculos de representación con la Asociación de Fútbol de Cuba.
Después de materializarse la anhelada convocatoria de los llamados «legionarios» en la fecha FIFA de marzo, la cada vez más creciente afición del más universal de los deportes en Cuba sueña también con poder celebrar éxitos como país y no tener que conformarse hinchando por naciones ajenas como sucede actualmente en la Eurocopa y la Copa América.
El propio seleccionador cubano, Pablo Elier Sánchez, vaticinó durante su estancia en Managua que la escuadra está en el camino de una futura clasificación a una Copa del Mundo. El técnico natural de la provincia de Pinar del Río sostuvo que la idea no es descabellada con el colectivo de jugadores reunido en la actualidad.
«Estamos iniciando un nuevo proceso, el cual conlleva cambios que deben perfeccionarse a partir del conocimiento de los errores», comentó el timonel en referencia a la formación de un combinado en el cual coinciden por primera vez futbolistas que juegan en Cuba con contratados en ligas foráneas.
Si finalmente el visado estadounidense logra resolverse y el equipo cubano viaja a Miami, se espera que pueda derrotar sin complicaciones al once guyanés para enfrentarse el martes 6 al ganador del choque Trinado y Tobago-Monserrat, donde los trinitarios parten como claros favoritos. El ganador de esa pequeña llave eliminatoria pasará a formar parte del grupo A y debutará el sábado 12 de julio frente al ultrafavorito México en la edición 16 de la Copa de Oro.
