marzo 28, 2024
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De sueño a pesadilla olímpica, la crónica que nadie quiere escribir

Texto: Alejandro Varela

No hay cuartilla más difícil de llenar para un cronista deportivo que aquella donde debe escribir sobre la derrota de su equipo. Y aunque hacerlo sobre el béisbol cubano es algo a lo que ya habría que estar acostumbrado, la textura amarga de cada nuevo fracaso inevitablemente abre un hueco más profundo.

El sueño olímpico se esfumó en menos de 36 horas y a bolina se fueron los meses de expectativas y preparación. Adiós a las largas semanas hablando solo de pelota y buscando la forma de huirle a esta pandemia que tiene la vida detenida hace más de un año. Toca asimilar ahora que por vez primera vez la bandera de Cuba no ondeará en el campo de béisbol bajo los cinco aros.

Duele más –dicen algunos- cuando la sensación que persiste es que esta vez sí se podía. Se había armado un equipo aparentemente renovado, con la inyección de algunos jugadores «distintos» que debían asumir el protagonismo. Era la impresión colectiva.

El primer revés ante Venezuela por escaso margen demostró que Cuba estaba a la altura del reto, pero a la vez dotó a la selección de una presión con la que no ha sabido lidiar en los últimos años. Y Canadá -nuevamente- no fue la excepción.

Ernie Whitt es un viejo zorro que le tiene tomada la medida a las escuadras cubanas. No por gusto llegó al encuentro con cuatro éxitos consecutivos en la última década. Conocidos de choques anteriores animaban uno y otro bando, y el resultado fue el mismo, otra vez, a favor de los norteños.

Como deja vú del lunes, Cuba encajó tres carreras en la mismísima primera entrada. Quizás el retraso por la lluvia desconcentró al tunero Carlos Juan Viera, pero su pobre comando y control dinamitó los planes de pitcheo y el camagüeyano Yariel Rodríguez debió venir en su rescate con solo dos outs en la pizarra y el mal ya hecho.

El supersónico lanzador, el otro contratado en Japón que faltaba por ver acción, fue de las pocas notas positivas en un choque gris de punta a cabo. La friolera de 11 ponches que le recetó a los canadienses en sus 6.1 innings de actuación despejaron cualquier duda acerca de quién es el mejor pitcher cubano del presente.

Mas la clave no estuvo en el box, aunque ya eran seis las anotaciones de los canadienses entrando al noveno. Los bates tampoco aparecieron a la hora cero, o al menos todas las veces que hubiesen hecho falta. La desventaja de tres al final del juego dejaba un hueco enorme en la pizarra y a este nivel las remontadas son cosa de película.

Sin embargo, la historia definitiva no estaba escrita aún y faltaba mucho por sufrir. Para Cuba, al menos. Porque si algo es capaz de unir a esta isla es el béisbol y por mucho odio o desesperanza que exista, nadie se atreve a desear la derrota del equipo de las cuatro letras.

De repente, otro deja vú. Par de jugadas locas y el 6-5 adornaba nuevamente el electrónico, con empate y ventaja en el cajón de bateo. Cruel guionista entonces el que convirtió en villano al héroe del día anterior. Lisbán Correa completó su noche funesta en Port St. Lucie con un ponche fulminante. Aciaga jornada para el hombre que debutó con el uniforme tricolor conectando jonrón, pero anoche se marchó en blanco.

Mucho más se podría escribir del fracaso. Palabras innecesarias, insulsas. Suficiente castigo será el partido de este miércoles ante Colombia. El desafío que ningún equipo quiere jugar jamás. Pero a West Palm Beach tendrá que retornar Armando Ferrer y su camarilla, un día antes de regresar a La Habana con la mirada clavada en el piso y las manos vacías.

Un amigo alerta por el chat que puede que las noticias sobre Cuba no terminen aquí. «Atento con otra fuga antes de virar». A estas alturas bien pueden haberle puesto GPS a cada jugador, o dejarlos al libre albedrío. Poco importa. O sí. Para aquellos que han dejado al béisbol en segundo plano y usan la oportunidad de la televisión en los estadios para expresar lo que en el país que nacieron no pueden hacer.

Momentos claves:

-La lluvia obliga a retrasar casi dos horas el comienzo del juego y el abridor Carlos Viera sale inefectivo.

-Yariel Rodríguez releva al tunero y logra contener la amenaza, aunque el mal ya estaba hecho y otra vez Cuba inicia debajo por tres carreras en el mismo 1er inning.

-Cuba embasa dos hombres en el principio del 4to y hace saltar del box al abridor candiense Ryan Kellog, pero el relevista Mulleken controla la rebelión cubana.

-Cañonazos de Roel y Mujica abriendo el 5to encienden la mecha, pero Samón batea para doble play. Cuba descuenta una, no obstante, se desaprovecha la oportunidad de abrir rally.

-El inning de la suerte es para Cuba que descuenta dos gracias a bateo oportuno de Mujica y Samón combinado con mala defensa canadiense.

-Canadá suma una en el séptimo y otra en el octavo que abren el juego 6-3.

-Otro final de película para Cuba que se pega 6-5, pero esta vez Lisbán Correa se poncha con empate y ventaja en sus muñecas. Fin de la historia.

-Positivo:

-Seis inning y un tercio necesitó Yariel Rodríguez para demostrar que es el mejor pitcher cubano del presente.

-El intermedista Yadil Mujica no iba a ser regular, pero tras la fuga de César Prieto se le abrió un hueco y ha sido el mejor bateador por Cuba. Hoy conectó de 4-3 con todos sus sencillos dirigidos hacia la banda contraria.

Negativo:

-De los 11 hits cubanos solo uno fue de la tanda de 3ro, 4to y 5to. Imposible aspirar a la victoria si el centro de line-up se va de 14-1.

– El receptor Yordanis Alarcón lució pésimo detrás del plato y su deficiente trabajo costó carreras.

Preocupante: Este equipo Cuba pintaba diferente a los de años anteriores, al menos en el papel, pero la ilusión quedó rota una vez más. ¿Hasta cuándo continuarán los fracasos del béisbol cubano?

Esperanzador: Absolutamente nada con ese color. Los sueños olímpicos de millones de cubanos se esfumaron en otra triste noche.

Detalle: Canadá derrota a Cuba por quinta vez consecutiva en los últimos seis años. Si en su momento Holanda fue nuestra némesis, podemos sumar también al equipo de Ernie Whitt.

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