Foto: Cuba Noticias 360
Texto: Hugo León
Cubano que se respete, sin importar si emigró o todavía vive en la isla tiene en sus venas la picardía y el humor del país que lo vio nacer, y también lleva con él los dicharachos y frases que hacen único al pueblo cubano.
Un ejemplo de esto es el dinero y los nombres que le han puesto con el paso de los años a cada una de las denominaciones. Estos nombres están basados en su mayoría en la charada cubana, donde cada número tiene una representación de un objeto o cosa.
Billetes cubanos y su nombre popular
En una isla que ha dado vida a personas tan peculiares, era obvio que el dinero no solamente movería la economía sino que también alimentaría la creatividad lingüística. Es así que los billetes lejos de ser simples pedazos de papel con cifras y próceres, tienen nombres que los convierten en protagonistas de conversaciones y hasta bromas.
Si escuchas a dos cubanos charlando y distingues las palabras “monja” y “tabla”, no quiere decir que la señora esté trabajando en la carpintería, pueden estar hablando de dinero.
El primero de los códigos y uno de los más extendidos es el del número 5, que en la charada y en el argot popular se le llama “monja” y los de hablar más rápido le dicen “moja”.
Está también el de 10 pesos, que al pagar se le dice “pescao”- Este billete tiene la imagen de Máximo Gómez, un célebre patriota de las luchas de independencia cubanas, pero no se le podía llamar entre los cubanitos “estratega”, “militar” o “el Máximo”, eso era demasiado pedir. Se le quedó finalmente el “pescao” que viene de la charada cubana.
El billete de 20 y el número en general es llamado “bomba”, y le sigue “piedra fina”, que se refiere al 25.
El 25 no es un billete oficial en Cuba, pero durante muchos años fue la tasa de cambio entre el CUC y el peso cubano, hasta que el Gobierno eliminó esa moneda y creó el MLC que ahora cuesta 10 veces más.
Es el turno del 50, “medio palo” para quienes de verdad le saben al cubaneo, y el 100, que durante décadas fue el billete más grande en la isla, se le llama “tabla” y realmente tener uno o dos de esos en el bolsillo era una verdadera tabla de salvación porque con 200 pesos se podía comprar de todo hace algunos años.
