Texto: Hugo León
El gobierno cubano agradeció este sábado 6 de agosto la ayuda ofrecida por Estados Unidos luego de conocerse el incendio de grandes proporciones que permanece activo en la Base de Supertanqueros de la zona industrial de Matanzas.
Por su parte, el puesto diplomático de Washington en La Habana dijo que estaban en contacto con la isla acerca del incidente. Además, expresaron que la ley de los EE.UU. autoriza a las entidades y organizaciones de esa nación a brindar ayuda y respuesta ante desastres en Cuba.
Sin embargo, más allá de estas declaraciones de ambas partes, reina el silencio respecto a la cooperación pactada entre Washington y La Habana, mientras que se muestran imágenes de los bomberos y personal especializado venezolano y mexicano que llegó a Cuba.
El tuit de la embajada estadounidense no especificó acerca del envío de material o personal.
Por la parte cubana, Carlos Fernández de Cossío, Viceministro de Relaciones Exteriores de la nación, respondió agradeciendo por las condolencias y expresiones de ayuda de diversas organizaciones y personas de Estados Unidos con motivo del siniestro en Matanzas, incluyendo el gobierno. Sobre la ayuda, solo mencionó que la asesoría técnica «propuesta por el país vecino estaba ya en manos de los especialistas para la debida coordinación». No se ha conocido más nada.
En otras ocasiones la Mayor de las Antillas ha ofrecido ayuda al gigante norteño ante situaciones difíciles que ha enfrentado ese país.
Por ejemplo en 2005, el entonces mandatario cubano Fidel Castro, ofreció el envío inmediato de mil 100 médicos para atender a heridos y damnificados del huracán Katrina.
Además, en 2017 el gobierno de la isla propuso a Washington el envío de una brigada médica con cientos de especialistas, para ayudar a los afectados por el huracán Harvey en el estado de Texas.
De igual forma, en 2005 el gobierno cubano aceptó la ayuda estadounidense tras el azote del huracán Wilma y en 2008 Estados Unidos ofreció ayuda humanitaria luego del paso del Gustav.
En Twitter ambos pronunciamientos, el de Cossío y el de la embajada de Estados Unidos en La Habana, recibieron disímiles respuestas. Por un lado, personas que pedían encarecidamente que las diferencias políticas no impidieran colaborar por el bien común, mientras que otros arremetían contra las publicaciones y las criticaban. Muchos coincidieron en los millones de cubanos con familias en la nación norteña, cifra que ha visto un crecimiento impresionante este año, y la preocupación que generan este tipo de acontecimientos.
Resaltaron además, la corta distancia entre ambos países, incluso inferior a la de otros que también mostraron ayuda y de los que se ha ofrecido por los medios estatales constantes actualizaciones sobre su quehacer en la provincia de Matanzas que sufre el incendio en primera instancia. No obstante, respecto a la ayuda estadounidense, el silencio ha primado a 48 horas del siniestro.