Texto: Karla Castillo
La temporada 2021 quedará en sólo un sueño para el segunda base dominicano de los New York Mets, Robinson Canó, tras anunciar la Major League Baseball (MLB) su suspensión por dar positivo al fármaco estanozolol, utilizado para mejorar el rendimiento.
Con su suspensión, el ocho veces seleccionado para el Juego de Estrellas y el cuarto mejor pagado (con una cifra que sobrepasa los 200 millones ofrecidos por Seattle Mariners), también dice adiós a la oportunidad de llegar al Salón de la Fama.
No es la primera vez que el deportista de las Grandes Ligas es suspendido, ya que, en 2018, se perdió 80 juegos mientras estaba con los Seattle Mariners, después de resultar positivo a la furosemida, un diurético, usado habitualmente por algunos deportistas para encubrir el consumo de otras drogas.
Esa primera falta en 2018 lo convirtió en uno de los peloteros de mayor renombre en ser castigado por quebrantar el reglamento antidopaje, sobre la detección de la furosemida, aquella vez, justificó que había sido un diurético recomendado en su natal República Dominicana por padecimientos médicos.
El juego con las sustancias prohibidas le ha salido caro, porque según el acuerdo conjunto sobre drogas entre la MLB y la Asociación de Jugadores de MLB, un segundo positivo conlleva la suspensión automática de 162 juegos, además, no podrá jugar en los playofss, suponiendo que los Mets avancen en esta postemporada.
Asimismo, Canó no cobrará su salario pactado de 24 millones de dólares para la temporada de 2021, como informó recientemente en Twitter, Jeff Passan, periodista de la cadena ESPN.
Del contrato por diez años y 240 millones que firmó con los Mariners antes de la temporada 2014, le restan dos temporadas y 48 millones, pero los Mariners pagarán 7,5 millones del faltante.
La suspensión de Canó le afecta principalmente a él mismo, que cumplió 38 años a finales de octubre, y la edad lo acecha, más cuando su contrato ha incluso superado el valor que aporta como beisbolista en el terreno.
Algunos medios especulan que Los Mets sí le podrían sacar provecho a la situación, al ahorrarse los 24 millones y tener más margen de maniobra para gastar en la temporada baja, que permitiría incluso, contratar a otros jugadores que están de agentes libres en el mercado de invierno.
