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Talentosa jugadora cubana de voleibol finalmente vestirá los colores de otro país

Foto: @trtsportyildiz/Twitter

Texto: Raúl del Pino

En las últimas semanas varios voleibolistas cubanos se han convertido en noticia por su papel en la recta final de las prestigiosas ligas masculinas de Brasil e Italia. Sin embargo, recientemente fue Melissa Vargas la que acaparó los focos mediáticos en el llamado deporte de la malla alta.

La prodigiosa atacante cienfueguera finalmente recibió la luz verde para representar a Turquía en eventos internacionales, luego de dos años de su nacionalización en ese país europeo, con una rimbombante ceremonia en la que el propio presidente Tayyip Erdogan le entregó la tarjeta de identidad.

Pero las reglas la Federación Internacional (FIVB) establecen un período de dos años para representar a otra selección distinta a la de origen, así que será a partir del próximo 30 de mayo  que la cubana de 23 años podrá estar bajo las órdenes del técnico italiano Daniele Santarelli en la Liga de Naciones 2023.

Pese a que ya ha pasado más de un lustro, en Cuba todavía se recuerda el diferendo entre una entonces jovencísima Melissa y las autoridades del vóley en la Isla. Los federativos la sancionaron a cuatro años de suspensión tras la decisión de sus padres de retirarla de un proceso de rehabilitación por una intervención quirúrgica a la que se había sometido.

La niña que desde los 13 años encandilaba y hacía rememorar a las grandes luminarias de la época dorada del vóley cubano con las míticas Morenas del Caribe, dejó de aparecer en las convocatorias a eventos internacionales, y nadie arrojaba luz sobre el tema.

Hasta que meses después se hizo público que la medida en su contra provocó que se marchara del país con su familia y gestionara su primer contrato de forma independiente en República Checa.  Más adelante transitó por ligas de Suiza, China y Turquía, hasta que en 2021 se naturalizó en esta última nación, en la que se ha mantenido jugando en el Fenerbahçe Opet.

El caso de Melissa Vargas se une a los de otros grandes jugadores que también optaron por representar a otros países por no llegar a un entendimiento con la Federación Cubana y sus exigentes condiciones. Así fue como Wilfredo León terminó vistiendo la camiseta de Polonia, Yoandy Leal la de Brasil y Osmany Juantorena la italiana.

Por suerte, en los últimos años otros talentos han decidido volver a la selección nacional y se ha logrado armar un equipo masculino nuevamente competitivo, pero… ¿qué sería si Cuba pudiera contar con todos sus efectivos de primer nivel esparcidos por todo el mundo? Por desgracia, el caso de las mujeres es la otra cara de la moneda y las esperanzas de que algo así suceda son más remotas.

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