Foto: Roy Leyra | CN360
Texto: Hugo León
En 1825 se inauguró la primera línea de ferrocarril abierta al servicio público del mundo y apenas siete años después se introdujo este ingenio de la mecánica en Cuba. Pero actualmente en la isla, el primer país en utilizar el ferrocarril como medio de transporte en Hispanoamérica, la situación de ese sector atraviesa por una difícil situación que no parece tener solución cercana.
El “tren de la recuperación” del sector, anunciado con énfasis en el último lustro por las autoridades cubanas, parece demorar como mismo lo hacen las salidas de las terminales de la Unión de Ferrocarriles de Cuba (UFC) y sus opciones tampoco son muchas, como tampoco lo son la cantidad de destinos operados a día de hoy en el país.
Actualmente, por ejemplo, de las 81 locomotoras chinas de que dispone la nación solo 25 se encuentran en explotación y las demás están paralizadas por falta de mantenimiento y reparación, según datos dados a conocer por la propia UFC recientemente.
La situación del parque ferroviario en general no dista de lo que sucede con las locomotoras chinas, a consecuencia de lo cual el servicio de los ferrocarriles cubanos dista de su máximo potencial, según han reconocido en varias ocasiones directivos del sector y también las máximas autoridades del país, que han pedido avanzar para recuperar la capacidad de carga y transportación de antaño.
¿Qué pasó con los millonarios créditos al ferrocarril cubano?
Entre 2016 y 2019 Cuba anunció que China y Rusia otorgaron a la nación caribeña importantes créditos para el desarrollo del programa del ferrocarril. Los acuerdos permitirían a la isla adquirir insumos y maquinarias para modernizar el parque ferroviario y también rescatar las vías a lo largo del país.
Con China, por ejemplo, se firmaron convenios que posibilitarían la compra de 240 coches de ferrocarril destinados al transporte de pasajeros, de los cuales arribaron 80 de alto confort en un primer momento y el resto estaría en Cuba en un período de tres años (hasta 2020), no se sabe a ciencia cierta cuántos llegaron en total.
En paralelo, en 2019 Ricardo Cabrisas, entonces vicepresidente del Consejo de Ministros de Cuba, firmó un importante convenio intergubernamental con Rusia para la rehabilitación y modernización de la infraestructura ferroviaria de la isla.
El documento suscrito aspiraba a realizar importantes inversiones en varias etapas para elevar los volúmenes de carga y transportación de pasajeros, también con la aspiración de incrementar el confort de los coches y reducir los tiempos de traslado.
Finalmente el contrato estuvo valorado en mil 880 millones de euros y fue el mayor jamás firmado con Cuba en la historia de la Rusia moderna, para diseñar reparar y modernizar más de mil kilómetros de la infraestructura ferroviaria de la isla con equipamientos y materiales rusos.
No obstante, la ilusión duró poco. En diciembre de 2020 Rusia suspendió “hasta nuevo aviso” el proyecto de modernización de los ferrocarriles cubanos debido a las dificultades económicas y las restricciones de cuarentena en la isla.
En ese momento, el director de la compañía estatal rusa RZD (Ferrocarriles de Rusia) aseguró que se pensaba relanzar el proyecto a la primera oportunidad. Desde entonces no se ha escuchado más del crédito ruso.
Con Francia, por otro lado, también existió una importante oportunidad: en 2018 se conoció de un ambicioso proyecto de colaboración entre la UFC y la Sociedad Nacional de Ferrocarriles Franceses (SNCF) para modernizar los talleres de Luyanó y de Camagüey, valorado en unos 40 millones de euros.
En febrero de ese año medios locales camagüeyanos aseguraron que se estaba desarrollando el proceso inversionista.
2023, ¿año de una nueva estrategia?
Ahora, en 2023, se anunció que los talleres de Ciénaga y Luyanó en La Habana, y el de San Luis en Santiago de Cuba, serán los primeros en incorporarse a una nueva estrategia de la UFC para modernizar varios talleres en el país, que brindarán servicios de mantenimiento y reparación de de coches de pasajeros y locomotoras en distintas provincias del país y la compra de los insumos necesarios para garantizar esos procesos
El plan inició en marzo de 2022 y se extenderá por cuatro años, financiado por la Agencia Francesa para el Desarrollo (AFD), explicaron a medios estatales funcionarios de la UFC.
Este proyecto permitirá, de acuerdo con la fuente institucional, recuperar el material rodante y los coeficientes de disponibilidad técnica, pero también ayudará a poner en circulación las máquinas que actualmente se encuentran fuera de servicio.
¿Llega o no llega el tren?
En septiembre del año pasado cobró notoriedad un video que circulaba en redes sociales en el cual se podía observar a más de una docena de hombres empujando un ferrobús para que este pudiera arrancar. Sin afirmar que esta sea una imagen recurrente, es ilustrativa de la crisis del sector en el país, donde, por la sus características geográficas, el ferrocarril podría ser un puntal para el transporte de cargas y pasajeros.
Las quejas por las salidas demoradas abundan, lo mismo pasa con la falta de opciones gastronómicas a bordo de los trenes y en las estaciones donde estos hacen estancia, y también con las paradas no programadas por falta de combustible.
En redes sociales también son frecuentes los comentarios sobre la aplicación Viajando, donde los pasajes de tren son bastante difíciles de conseguir.
Fuentes cercanas a Cuba Noticias 360 aseguraron que recientemente les tomó 36 horas llegar desde Las Tunas hasta La Habana en tren, tiempo en el cual solamente ofrecieron dos meriendas.
La situación se repite en otros destinos del ferrocarril: más de 25 horas para llegar a Santiago de Cuba desde la capital del país y entre algunos más cercanos entre sí: hasta 12 horas para llegar a Santa Clara desde La Habana.
En definitiva, el ferrocarril cubano padece de un duro mal de demoras, tanto en los recorridos como en las inversiones, y sin estas últimas es difícil que mejoren las primeras o que los trenes vuelvan de la isla lleguen a su bicentenario con la misma gloria con la que llegaron al país.