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Texto: Redacción Cuba Noticias 360
Después de más de 20 años viviendo en Suiza y de ser casi deportada en sus inicios en ese país, la violinista y cantante cubana Yilian Cañizares, ha sabido ganarse gran admiración por su obra, la cual le ha hecho merecedora recientemente del galardón “Músico radiante del mundo” como parte de los Premios de Música Suiza 2021.
La violinista contó en su perfil de Instagram que nunca ha hecho música con la meta de ganar algún premio, pero que debe decir que ese reconocimiento ha sacudido su corazón.
Agradeció al jurado de los Premios de Música Suiza 2021 por otorgarle el reconocimiento. “Es muy importante saber que soy aceptada y amada como embajadora de la música de Suiza. Eso significa que estamos construyendo un país que está abierto al mundo, plural y donde la diferencia es aceptada como es: ¡una riqueza!”, añadió Cañízares.
Según compartieron los organizadores en las redes sociales del certamen, la artista cubana “combina ritmos afrocubanos, jazz y música clásica para crear un sonido cosmopolita que transmite un mensaje de amor, libertad y unidad”.
En su presentación durante los Premios, la violinista interpretó “Yemayá”, una canción que dedica a esta deidad afrocubana, y la cual fue escogida en junio pasado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para celebrar el Día Mundial de los Océanos.
Yilian Cañízares nación en La Habana y estudió en la escuela elemental de Música Manuel Saumell, para después continuar en el Conservatorio Amadeo Roldán. Mereció una beca de violín en Caaca y partió en el 2000 a estudiar en el conservatorio de Friburgo, en Suiza.
Se ha creado un exitoso camino, por ejemplo, en 2008 fundaba el conjunto Ochumare con el pianista cubano Abel Marcel, el contrabajista venezolano David Brito y el percusionista suizo Cyril Régamey, y ha llegado a escenarios de renombre como el Olympia de París.
Cuenta que llegó a Suiza con solo una maleta de equipaje, su violín, sus sueños y su voluntad, y que su romance con el país tuvo un comienzo difícil, ya que, en 2005, cuando estaba estudiando en el conservatorio, recibió una carta de expulsión. Gracias al amor de un hombre suizo, logró quedarse en allí.
“Desde ese día me prometí mostrar con mi ejemplo que no yo no era un peligro, sino una bendición para este país. Trabajé con pasión para alcanzar mis sueños artísticos”, relató al recibir el Premio en la gala.
“Estoy muy feliz, porque este es un reconocimiento a que mi arte y yo representemos a la Suiza moderna. Una Suiza abierta. Una Suiza plural, a la cual amo!”, afirmó.
