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Texto: Redacción Cuba Noticias 360
No existen muchas palabras para justificar varios de los hechos protagonizados en Cuba por sitios digitales estatales, empresas públicas y funcionarios devenidos en tuiteros. Cuando uno aborda estos sucesos lo primero que salta a la mente es que la cordura y y el sentido común más básico ha abandonado a algunos en el país. Aunque el problema de fondo, como comentamos recientemente, es la ausencia de las buenas prácticas de la comunicación y el periodismo en una parte importante de la sociedad cubana.
El acontecimiento más reciente es sencillamente para destornillarse de la risa. Luego de las carcajadas más sonoras vuelve la preocupación acerca de los detonantes de hechos de esta índole en medios de comunicación masiva.
Pongámoslo en contexto. Un reciente video de la empresa estatal Prodal, dedicada a la producción de cárnicos, se ve a un grupo de trabajadores, con una bandera cubana a lo largo, mientras una mujer, quizá directiva de la empresa, asegura que rompieron el récord de producción. El acto termina con las personas gritando nada menos que “Viva la salchicha”. Uno no lo cree al principio y vuelve a escuchar el video. Pero sí. Se trata de sonoros gritos de “Viva la salchicha”.
El video parece un chiste pero no lo es. Es una publicación realizada para celebrar los logros de la empresa. Algo así como uno de esos llamados «actos de reafirmación». El video, era de esperar, se ha vuelto viral y los cubanos han “hecho su día” con estas imágenes que ya tendrán sus respectivos memes.
Es cuando menos un hecho insólito que habla, por otro lado, del desconocimiento de la comunicación, del culto a la mediocridad y de la falta de directivos que reconozcan que están haciendo públicamente el ridículo. Lo peor, en este caso, es que nadie percibe que publicar el video barre con cualquier logro o imagen positiva que se quiera promover de la empresa. En resumen: una (otra) metedura de pata monumental.
Los gritos de «Viva la salchicha» son otro capítulo en la historia reciente de las burlas nacionales. Hace apenas una semana Radio Guamá publicó un texto alabando las bondades de la leche de cucaracha. Hablaban con razón de que se han realizado investigaciones internacionales al respecto con prometedores resultados. La publicación fue retirada por la emisora pinareña de su página, al percatarse del entuerto. Sin embargo, ya había sido replicada hasta el cansancio y alimentado el afilado sentido del humor cubano. Llovieron los memes y los textos sobre la leche de cucaracha. Radio Guamá salió al paso días después aseverando que eran objetos de la manipulación mediática contra Cuba y justificaron que no eran los primeros en hablar de tal producto. Pero, como dijimos en un reciente artículo, perdieron la brújula con esa publicación dado que salió a la luz en un entorno, marcado por la ausencia de muchísimos productos básicos entre los que destaca precisamente la leche. Un producto, por demás, necesario para niños, ancianos o en general para cualquier persona. El texto, que pasaría como curiosidad en otro entorno, lo único que denota es la ausencia de una comprensión a fondo de la realidad cubana y de lo que podía provocar una publicación de ese tipo.
Antes de las alanzas a la salchicha y a las cucarachas ocurrió, en un corto lapso de tiempo, un desfile que parecía otro chiste de mal gusto. Modelos disfrazados de compotas, de helado cubano, de pollo, de café Hola, cuyos trajes eran otra oda al ridículo y la inteligencia humana. De nuevo llegaron los memes y las carcajadas que se extendieron durante casi un mes. A día de hoy todavía salen a relucir publicaciones que recuerdan aquel desastre del diseño, sucedido en un país con tantos diseñadores de prestigio que han llegado a brillar internacionalmente.
Si uno revisa con meticulosidad el origen de este tipo de hechos puede reconocer que no ocurrían con tan inusitada frecuencia años atrás. O sucedían y no tenían ese poder de expansión que otorgan las redes sociales. Lo cierto es que la cordura brilla por su ausencia en algunos espacios públicos de la isla, lo que refleja además un descenso extremo en el nivel cultural y en la interpretación de las problemáticas nacionales por parte de los protagonistas de esta clase de desenlaces, de los que no escapan incluso políticos y funcionarios públicos. Todavía se recuerdan recientes tuits sin pies ni cabeza, algunos de los cuales incluso, han sido eliminados de las cuentas oficiales que los publicaron.
No caben dudas que hay que volver siempre a la comunicación, al apoyo de los profesionales de esta rama que tienen una carrera sólida, y hacer otro llamado a la inteligencia y a la cordura.
En tanto ya usted seguro escuchó las odas a las salchichas entonadas prácticamente como si la propia salchicha hubiera ascendido a una figura política. De otro modo, haga un recorrido por las redes sociales y tendrá, al menos, un rato bastante subido de humor.