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¿Ha llegado el final de Yuliesky Gurriel en la MLB?

Foto: Conor P. Fitzgerald | Shutterstock

Texto: Raúl del Pino

La peor de las noticias llegó esta semana para Yuliesky Gurriel cuando la gerencia de San Diego Padres anunció que lo ponía en asignación para subir al roster de 40 a otros jugadores que se recuperaron de lesión. Si en unos días otro equipo no lo reclama, este pudiera significar el fin de su carrera en Grandes Ligas. 

La decisión podía verse venir, toda vez que el veterano de 40 años apenas había podido compilar un average de .111, gracias a cuatro imparables en 36 veces al bate oficiales, con tres impulsadas, cuatro boletos y la alta cifra para él de ocho ponches. 

En su última y breve experiencia con su cuarta novena de MLB, disputó 16 juegos de los 29 que los Frailes han celebrado hasta la fecha. Su último turno al bate fue el pasado domingo como bateador emergente y conectó un roletazo a tercera base que significó el último out de la victoria de Tampa Bay 4-2.

Sin embargo, todavía cuenta con posibilidades de volver al máximo escenario si acepta una asignación al nivel Triple-A con los Padres y espera que lo suban otra vez. O puede decantarse por la posibilidad de convertirse nuevamente en agente libre en espera del llamado de otra organización. 

Esa última alternativa le funcionó el año pasado cuando primero firmó un contrato de Triple-A con Atlanta Braves y más tarde Kansas City Royals lo repescó tras los buenos números que dejó en esa categoría. Ahora, que esta fórmula funcione otra vez de manera efectiva, es mucho más improbable.

De cualquier forma, Gurriel se despide –quizás solo temporalmente– de Grandes Ligas con 10 temporadas a cuestas, lo que le garantiza la pensión anual de por vida de mínimo 275 mil dólares que MLB otorga a los jugadores que disputaron esa cantidad de campañas.

Si finalmente este fuera el punto final a su trayectoria, “La Piña” puede irse con la cabeza bien alta, respaldado por una hoja estadística que incluyó 943 partidos oficiales en los que conectó 956 hits en 3 mil 434 turnos para un excelente promedio de .278. Le faltaron dos jonrones para el centenar y 29 impulsadas para las 500.

Por mucho que su rendimiento hace tiempo no se ubique entre los más destacados o constantes de los peloteros cubanos, el hijo mediano de Lourdes se supo mantener en el top mediático entre sus paisanos que juegan en el mejor béisbol del mundo.

Las razones son más que conocidas: el espirituano ha construido una de las más exitosas carreras de todos los tiempos para un beisbolista nacido en Cuba, primero en los campeonatos domésticos de la isla y con el traje de las cuatro letras, y luego en la MLB, donde ostenta dos anillos de campeón de la Serie Mundial, entre otros tantos lauros.

Pero en los últimos años, Yuli, como oficialmente se le identifica en Estados Unidos, ha despertado en los aficionados al béisbol, tanto cubanos como de otras latitudes, un tipo de respeto distinto al que pudo generar en sus inicios. Una admiración que va de esfuerzo, constancia, paciencia y, como no, sabiduría.

Aquel “bonitillo” al que muchos le gritaban “Shakira” en los estadios cubanos en la primera década del siglo, hoy es un pelotero de la gorra a los spikes que ya supera las cuatro décadas de vida, y aun así, ha logrado mantenerse en lo más alto de su profesión.

Después de terminar a finales de 2022 su fructífera etapa de siete años por Astros Houston, en la que además de los dos títulos consiguió un liderato de bateo de la Liga Americana y un Guante de Oro, pocos expertos apostaban que el tercera base reconvertido en inicialista pudiera permanecer en MLB mucho tiempo más cuando ya pasaba los 38 años.

Sin embargo, los Marlins le dieron la oportunidad en 2023 y al año siguiente los Royals le darían otra, ambas con presencia en playoffs incluída. A todas estas, Yulieski había sabido dejar a un lado cualquier atisbo de egoísmo u orgullo, y evolucionar en ese jugador de equipo experimentado que todo mánager desea tener en su club house.

La última prueba de fuego para él llegó en el pasado invierno, cuando Kansas lo dejó libre luego de agradecerle su valioso aporte en la recta final de la campaña y en la postemporada. ¿Se fijaría alguna organización en un veterano de su calibre? 

Por eso la sorpresa fue mayor cuando un equipo bien competitivo como San Diego Padres le dio el chance de probarse en el entrenamiento primaveral. Y el mítico número 10, dorsal que volvió a emplear en la escuadra del sur de California, no dejó indiferente a los que confiaron en él y plasmó una línea ofensiva de .306/.342/.427/.814, con tres dobles, un jonrón, seis remolques y dos anotadas.

Esos números encandilaron al mánager Mike Schild, quien lo incluyó sin miramientos en el roster para el Opening Day de una novena cuyo objetivo es disputarle el liderato de la difícil división pacifico de la Liga Nacional a Los Angeles Dodgers y San Francisco Giants.

Aunque en un rol secundario, Gurriel contó con la confianza de su timonel desde el primer día y no le faltaron oportunidades para aportar a la causa. Sin embargo, lamentablemente en este mes inicial de campaña no logró hacerse justicia madero en mano y, a su edad, y en una temporada tan larga, ese bache le pasó rápidamente factura.

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