Foto: FIBA | X
Texto: Raúl del Pino
En algunas ocasiones las alegrías deportivas no llegan desde los estadios o terrenos de juego, sino desde los teatros. Y la prueba más reciente para Cuba la podemos encontrar en el ingreso oficial al Salón de la Fama de la Federación Internacional de Baloncesto (FIBA) de la legendaria Leonor Borrell.
La ceremonia celebrada este 17 de mayo en Baréin, en el marco del Congreso de Mitad de Término del organismo internacional, consagró a la ex pívot villaclareña como la primera mujer y segundo exponente del deporte de las canastas en la isla que distinguen con este reconocimiento, luego de Ruperto Herrera, actual presidente de la Federación Cubana, quien fue inducido en el 2015.
Borrell recibió el trofeo conmemorativo junto a los otros exaltados de la Clase 2025, liderada por el español Pau Gasol, dos veces campeón de la NBA y también par de veces subtitular olímpico, entre otros tantos lauros conseguidos durante su exquisita carrera.
A la considerada mejor basquetbolista cubana de todos los tiempos, le acompañaron otras dos mujeres, la actual seleccionadora estadounidense Dawn Staley, cuatro veces monarca bajo los cinco aros, y la portuguesa Ticha Penicheiro, una de las grandes jugadoras históricas de la WNBA.
Completaron el grupo el ilustre ex entrenador Mike Krzyzewski (Estados Unidos), así como leyendas del baloncesto en diferentes continentes como Alphonse Bilé (Costa de Marfil), Andrew Bogut (Australia), Fadi El Khatib (Líbano) y Ratko Radovanovic (Serbia).
“Aún no me lo creo, pero es una realidad y la estoy disfrutando mucho”, fueron las primeras palabras que atinó a decir entre lágrimas tras recibir el galardón de manos del mismísimo presidente de la FIBA, el jeque qatarí Sheikh Saud Ali Al Thani.
“Gracias infinitas a todas mis compañeras de equipo, desde Santa Clara hasta la selección nacional de Cuba, este reconocimiento lleva mi nombre pero pertenece a todas. También agradezco a todos mis entrenadores, en especial al Gallego Pérez por su enseñanza dentro y fuera de la cancha, sé que de donde esté se siente muy orgulloso”, añadió en su discurso.
Nacida en 1963, Borrell lideró la generación más exitosa del baloncesto femenino insular desde finales de la década de 1970 hasta el umbral del nuevo siglo. Su mejor resultado sobre los tabloncillos fue la inusitada medalla de plata en el Mundial de Malasia 1990 y el cuarto puesto en los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992.
A nivel individual, encandiló con su talento en la cita universal que organizó la extinta Unión Soviética en 1986, al finalizar como líder anotadora con más de 26 puntos por partido. Asimismo, destaca en su estelar hoja de servicios la medalla de oro que se colgó en los Panamericanos de San Juan 1979 con solo 15 años.
Leonor, que recibió la noticia de su exaltación en enero pasado, estuvo acompañada en la ceremonia por su hermano Lázaro, reverenciado también entre los mejores jugadores cubanos de todos los tiempos.
En el caso del menor de los Borrell, abandonó el equipo insular que participó en el Centrobasket de Puerto Rico 1999 para probar fortuna en el mundo profesional y logró jugar en la NBA con los desaparecidos Seattle Supersonics en la temporada 1999-2000, convirtiéndose en el segundo cubano en hacerlo.
