Texto: Redacción Cuba Noticias 360
Foto: Cuba Noticias 360
Lo que antes se vendía como un paraíso caribeño, hoy se tiñe de incertidumbre y miedo. La creciente inseguridad en las calles de capital, en particular en zonas turísticas como La Habana Vieja, se ha convertido en un problema visible y alarmante. La violencia ya no distingue entre nacionales y extranjeros. Ahora, ni siquiera los turistas están a salvo.
Las historias de inseguridad se repiten. Por ejemplo, el pasado 30 de abril, una turista fue víctima de un violento arrebato en plena calle Teniente Rey, entre Habana y Aguiar, una zona transitada tanto por cubanos como por visitantes foráneos.
En un video difundido por Cubanet, se observa a la joven junto a otros turistas intentando recuperarse del susto. Un hombre en moto le arrebató bruscamente la mochila y huyó rápidamente. No hubo persecución, ni reacción inmediata. La Policía Nacional Revolucionaria (PNR) tardó más de media hora en aparecer.
No se trata de un hecho aislado. Días antes, dos turistas rusas —Olga y su amiga— fueron asaltadas con violencia mientras paseaban por el casco histórico de La Habana. Habían pagado un paquete turístico privado que prometía seguridad y tranquilidad. Pero durante una caminata al atardecer fueron interceptadas por dos hombres que las golpearon repetidamente para llevarse una bolsa con dinero, documentos personales y el pasaporte de una de ellas.
Los relatos son cada vez más frecuentes. El modus operandi varía poco: motocicletas en movimiento, arrebatones, agresiones físicas, y una autoridad que llega tarde o, simplemente, no llega.
Las redes sociales no tardaron en reaccionar. Muchos usuarios compartieron su indignación ante la impunidad de estos hechos. “Ya ni los turistas están seguros”, escribió una internauta. Otros fueron más sarcásticos: “¿Llamar a la policía? Mejor llama a una ambulancia, llega más rápido”. Los comentarios reflejan una sensación generalizada: Cuba ya no es ese oasis de tranquilidad caribeña que vendía el marketing oficial.
Y es que el contraste entre el discurso estatal y la realidad cotidiana es cada vez más evidente. Mientras los medios oficialistas siguen presentando a Cuba como uno de los destinos más seguros de América Latina, los hechos cuentan otra historia. En lo que va del año, se han reportado numerosos asaltos contra turistas, incluidos casos de violencia física y robos en plena vía pública.
En este sentido, el deterioro de la seguridad en Cuba no puede entenderse sin el colapso económico que atraviesa el país. La inflación descontrolada, la escasez de alimentos y productos básicos, y el desempleo han generado un caldo de cultivo propicio para el aumento de la delincuencia. En este contexto, los turistas, muchas veces distraídos, con objetos de valor y escasa familiaridad con el entorno, se convierten en blancos fáciles.