Texto: Redacción Cuba Noticias 360
Foto: Cuba Noticias 360
Cuba cerró el primer trimestre del año con cifras alarmantes en su ya golpeado programa de construcción de viviendas. Según datos oficiales divulgados por el diario Granma, de las 10,795 casas previstas hasta marzo de 2025, solo se terminaron 1,344.
Este resultado representa un cumplimiento de apenas el 12,4 % del plan y revela no solo una profunda crisis estructural en el sector, sino también la falta de respuestas efectivas por parte del gobierno ante una necesidad vital para millones de cubanos.
Por su parte, el Ministerio de la Construcción ha vuelto a quedar en evidencia. La respuesta institucional se limita a diagnósticos repetidos y promesas sin fecha, sin que se anuncien medidas concretas o cambios en los responsables del fracaso. Pese a ser una de las carteras más cuestionadas, no se perciben intenciones de renovación o revisión crítica dentro del aparato estatal.
El obstáculo, reconocen las autoridades, es la escasez de cemento y otros materiales básicos pero el problema va más allá de la disponibilidad. De hecho, en 2024, solo se utilizó el 10 % de la capacidad instalada para producir cemento. Con una industria semiparalizada y sin inversiones visibles, el país no puede abastecer ni una fracción de la demanda necesaria para construir o rehabilitar viviendas.
Dicha situación se agrava aún más con la inoperatividad de instalaciones clave como la fábrica de cemento de Cienfuegos, que sigue fuera de servicio en una cadena de reparaciones indefinidas, lo cual refleja la precariedad tecnológica e institucional del sector. La producción local de materiales, en este sentido, se ha vuelto simbólica debido a que es incapaz de sostener un plan nacional de vivienda con mínimas garantías.
Por ejemplo, en provincias como Ciego de Ávila, el panorama es desolador. A ritmo actual, se necesitarían casi 40 años para cubrir el déficit habitacional acumulado. Estas cifras no solo describen una urgencia, sino que ponen en duda la viabilidad del modelo de gestión que el Estado insiste en mantener pese a su ineficacia comprobada.
Desde los medios estatales, el discurso de las autoridades, lejos de aportar soluciones reales, insisten en fórmulas abstractas: “mayor eficiencia”, “vínculos con las universidades”, “estrategias sostenibles”. Mientras tanto, cientos de familias viven en condiciones de hacinamiento, en edificios que amenazan con desplomarse, o simplemente a la intemperie, esperando por una respuesta que nunca llega.
La única “estrategia” mencionada hasta el momento sería reactivar parcialmente la planta de Cienfuegos y mejorar el uso de materiales, pero esta medida carece de plazos, presupuesto o garantías de ejecución.
