Foto tomada de Swing completo
Texto: Fede Gayardo
Con más de tres décadas de experiencia en los medios de la Isla, el experiodista deportivo cubano Armando Campuzano conversó con el youtuber Darwin Santana sobre su experiencia profesional, su relación con el narrador deportivo Rodolfo García y las maniobras internas de la televisión estatal.
Nacido en La Habana en 1965 y residente en Canadá desde 2017, Campuzano rememoró con nostalgia los inicios de su carrera en la emisora habanera COCO, lugar donde afirmó que García fue “una de las personas que más lo apoyó”.
A pesar de haber sido incluso testigo de su boda, Campuzano dijo que aquel respaldo incondicional se tornó en un juego de intereses cuando García empezó a maniobrar entre colegas para ganarse el favor de los superiores.
“Fue mi gran amigo, mi gran amigo, hasta que me traicionó”, admitió con pesar y no dudó en calificar a García como un “oportunista” dispuesto a pisotear a quien fuera necesario para ascender.
Más adelante, confesó al youtuber que el entorno de la televisión bajo el gobierno de la Isla fomenta la deslealtad: “En la televisión no hay amigos”.
Esta aseveración nació de su descubrimiento de cómo la pugna por conseguir programas o giras internacionales obligaba a muchos a sacrificar la confianza mutua para asegurar una plaza. Para él, los viajes y coberturas se convertían en moneda de cambio. Era “esto o nada”.
El poder tras bambalinas
Para ampliar sobre su relación con Rodolfo García, Campuzano destacó la capacidad de este para “congraciarse” con la jefatura y, en reuniones informales, ser quien “picara el cake” a la hora de decidir quién viajaba a eventos deportivos.
Este control casi absoluto sobre las asignaciones de narradores le brindó a García una influencia que utilizó para consolidar su posición, incluso a costa de enemistar a compañeros mediante tácticas de “divide y vencerás”: “Eso es lo que él trató de lograr, y de hecho, lo logró en muchos casos”, aseguró el entrevistado.
El punto de quiebre llegó cuando Campuzano descubrió las verdaderas intenciones de quien había sido testigo de uno de los días más felices de su vida. Tras innumerables maniobras y deslealtades, decidió cortar todo lazo: “Ya no tienes que agradecerle nada”, se dijo y dio por terminado un vínculo que alguna vez creyó inquebrantable.
De manera general, Campuzano reconoce que había otras personas que realmente le daban el valor que merece la lealtad y el trabajo en equipo. No obstante, sostuvo que la mayoría de sus compañeros tenían como meta prefería el reconocimiento público, los viajes y los beneficios de la fama en un escenario donde la competencia a toda costa era el día a día.
