Foto tomada de Noticias RNN
Texto: Redacción Cuba Noticias 360
Llegó el día. Es de madrugada y estoy despierto de la emoción. Le dije a mi madre que es porque tenía hambre, no quería sonar tan ridículo. No todos los días tu equipo juega la semifinal del Clásico Mundial de Béisbol.
Recuerdo la última vez que lo hicieron, en el 2006, cuando apenas tenía 8 años. Aun me pregunto cómo se me ha quedado esa imagen tan grabada, esa victoria en semifinales ante República Dominicana.
Por alguna razón no me dejaban pasar al salón, no querían hacerse cargo de alguien que, de seguro, se pasaría los 9 inning haciendo preguntas. Entonces, niño al fin, el momento en el cual me decido aventurarme, es cuando me viene a la cabeza la imagen que aún recuerdo, que ya es parte de mí.
Estoy parado junto a la puerta, muy inquieto, pero la algarabía, el estado de éxtasis de mi padre, de mis tíos, de mis abuelos, era tal que, nunca se percataron de mi presencia. Mi padre, un hombre corpulento de 6 pies y con porte de militar, ese día estaba con un pañuelo en la mano bailando ritmo de conga y con gritos de “se fue, se fue”, debido a que el pitcher contrario había explotado del box.
Permanecí el resto del juego en una esquina, callado, con la única condición de que no molestara a los demás, de que los dejara sentir el río de emociones de un ponche o un batazo por el jardín central.
Eso mismo quiero sentir yo hoy, a 17 años de aquel día, cuando tantas cosas han cambiado, tanto para mí como para mi familia. Algunos emigraron, otros fallecieron, e incluso, nuevos miembros han llegado. Sin embargo, hay cosas que nunca cambian, como querer ver ganar a mi equipo de pelota.
Amén de cuantos carteles haya hoy en el estadio, o de que Yoan Moncada no se quiera pronunciar, o de que utilicen el hashtag del #TeamAsere al lado del #votounido, lo que quiero hoy es ver ganar a mi equipo de pelota, al igual que en el 2006.
De todas formas, nos van a obligar a ir a votar, y el gobierno no soltará a los presos políticos. Mientras, una alegría nunca viene de más, aunque luego del partido tengamos programado algún que otro apagón.
Quiero disfrutar un buen juego de pelota que me haga recordarlo de por vida, lo demás aparte, no es momentos de politiquería ni se venganzas, viva el deporte, viva el béisbol.
Te obligan a votar si te da la gana ser obligado. Y el gobierno no soltará a los presos políticos porque la inmensa masa de …ustedes, tan política, humana y voluntariamente castrada prefiere ver un juego de pelota antes que ganarse la libertad propia y también la ajena.
Me alegra en el alma que no solamente perdiera bochornosamente un equipo de … y … que no representa a los cubanos y sí al PCC, sino que su visita a USA sirviera como argamasa para juntar voluntades anticomunistas que parecían tan químicamente apolares que gratamente sorprendieron a más de uno de mis conocidos.