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¡El pagador de promesas ya está en El Cobre!

Fotos: RRSS

Texto: Redacción Cuba Noticias 360

A los pies de la Virgen se encuentra en estos momentos el pagador de promesas, luego de caminar durante dos meses desde La Habana hasta el Santuario Nacional del Cobre, morada de la Virgen de la Caridad en la geografía de Santiago de Cuba.

Omar Quintero Montes de Oca, oriundo de La Habana, es padre de un joven diagnosticado hace varios años con un tumor maligno alojado en el mediasteno, un cáncer para el cual los médicos no ofrecían esperanzas y que lo llevó a estar en coma.

Solo un milagro podría sanar a su hijo Lázaro Quintero.

Con Lázaro hospitalizado e inconsciente y sin mensajes alentadores de los especialistas, Omar decidió aferrarse a su fe y buscar ayuda divina.

“En uno de esos desesperos salí del hospital, miré al cielo y le pedí a Dios y a la Virgen para que salvaran a mi hijito. Ahí prometí hacer esto si él sobrevivía”, ha relatado.

Lázaro empezó a mejorar significativamente. Inesperada y milagrosamente salió del coma en que se encontraba y Omar supo sintió que había sido escuchado: su milagro había sido concedido y decidió ser fiel a su promesa: ir a visitar a la Caridad del Cobre en su santuario.

Es este el motivo del difícil viaje a pie que ha hecho desde Marianao con el fin de visitar la casa de la Patrona de Cuba. Pensaba realizar la travesía el año pasado pero las condiciones impuestas por la pandemia de Covid-19 en Cuba lo impidieron.

Pero temprano en la mañana del 15 de enero de 2022, después de varios meses preparándose, inició su procesión con 11 mil pesos en el bolsillo y en compañía de una imagen de la Virgen de la Caridad, la cual llevaba en una especie de carreta de madera que él mismo construyó y en la que escribió el nombre completo de su hijo y del destino al que anhelaba llegar.

Omar tiene 56 años, es hipertenso y tiene una hernia discal, pero los cientos de kilómetros caminados, según afirma, no han hecho mella en su salud. Dice que en su trabajo en un centro de elaboración se quejaba constantemente de dolores en su cuerpo pero en este viaje solo ha sentido molestias a la entrada de Jatibonico y al llegar a Ciego de Ávila.

Los primeros días del angosto trayecto nadie reparaba en él, era simplemente otro transeúnte caminando por la carretera, comiendo donde se podía y durmiendo en paradas o portales de bodegas. No entiende cómo se hizo famoso en las redes sociales ni tiene explicación para lo que le sucedía al llegar a cada pueblo o cabecera provincial.

Omar quizá no es consciente de que el corazón y el cariño de millones de cubanos le acompañan en cada paso desde que se viralizó la travesía y principalmente el motivo que la impulsó.

Popularmente conocido como el pagador de promesas, en su largo andar ha sido testigo de momentos emocionantes, como cuando a cinco kilómetros de Ciego de Ávila se le acercó un hombre para pedirle que llevara al Cobre un muñequito de su niño ingresado, a punto de ser operado.

Omar pensó pasar la noche en ese lugar, pero el hombre regresó poco después con una buena noticia: los cirujanos ya no iban a operar a su hijo pues estaba fuera de peligro.

La alegría se convirtió en fe y fuerzas y hasta Ciego de Ávila siguieron caminando él y sus acompañantes sin detenerse. Llegaron a Ciego bajo un gran aguacero, una bendición de la ciudad a decir del propio Omar.

Su carreta se llenó de flores y de pequeñas ofrendas a la Virgen que le fueron entregaron con amor a lo largo de la isla. Hoy ha podido entregarlas a nombre de todos los que confiaron en él y le dieron un poco de su fuerza.

El pagador de promesas también recibió numerosos obsequios en su andar hasta el Cobre, sobre todo dinero, que teniendo en cuenta la situación económica del país, adquiere mayor significación. Pero él no lo ha tomado para sí porque considera que no le pertenece, así que retribuye en donaciones todo el cariño y la ayuda material que ha recibido en cada pueblo.

Ha donado 100 mil pesos a Salud Pública, destinó seis mil a la Escuela Especial y cinco mil al Asilo de Ancianos de Jatibonico. Otorgó tres mil pesos a la familia de un niño autista, seis mil a la Casa de Niños sin amparo Filial en Ciego de Ávila, 10 mil para la reparación de la Virgen de Guayacanes y mucho más, según han reportado distintos medios locales.

En ocasiones ha dicho que le suelen entregar entre 20 o 50 pesos y algunos hasta billetes de 100 dólares americanos, que son, al cambio actual en las calles cubanas, alrededor de 10 mil pesos. Pero él lo ha donado todo y asegura seguirá donando. Cuando le preguntan dice que «ese dinero es del pueblo y al pueblo va, en obras de caridad».

Más de 873 kilómetros después, para Omar es imposible contar la cantidad de abrazos, las lágrimas compartidas con miles de personas, las sonrisas que ha provocado y seguramente no se imagina la fe que ha logrado despertar en parte del pueblo cubano, en medio de momentos de suma incertidumbre que ponen a prueba la humanidad de no pocos.

Omar, el pagador de promesas, había pensado hacer el viaje en poco más de un mes, sí se ha demorado más ha sido también por el abrazo de la gente, por el calor y el cariño que ha marcado pausas necesarias en la Cuba de hoy.

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