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¿Escuchará ahora el gobierno cubano los reclamos de los obispos católicos?

Texto: Redacción Cuba Noticias 360

Llama la atención el encuentro de reelecto gobernante cubano Miguel Díaz-Canel este miércoles con representantes de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba,  en medio de un contexto de crisis generalizada que sufre la Isla. 

Como parte de los encuentros con diferentes sectores tras su ratificación en el cargo la semana pasada, el presidente cubano decide concretar este diálogo con la Iglesia, desde el Palacio de la Revolución. 

La voz oficialista del diario Granma destaca que el debate se centró en temas  «relacionados con la labor de la Iglesia Católica, la situación socioeconómica del país, el fortalecimiento de valores en la sociedad, entre otros asuntos de interés común». Sin caer en detalles. 

Para agregar el clásico consignismo sobre el clima de respeto mutuo de la reunión, así como la “correspondencia con la política de la Revolución hacia la religión y los creyentes y la plena libertad religiosa consagrada en la Constitución de la República de Cuba». 
Algo cuestionable, por supuesto. 

Otras fuentes que han reportado el hecho hablan del tema de la excarcelación de presos políticos, sobre todo de condenados por las manifestaciones del 11-J, el cual es probable haya sido punto de análisis de la reunión. 

El Cardenal Juan de la Caridad García Rodríguez, Arzobispo de La Habana; el presidente de la Conferencia de Obispos Católicos, Monseñor Emilio Aranguren Echeverría, obispo de Holguín-Tunas, entre otros representantes del ente episcopal, fueron algunos de los asistentes a la reunión.

Por la camarilla gubernamental estuvieron  Díaz-Canel,  acompañado del  primer ministro cubano, Manuel Marrero Cruz; el ministro de Economía y Planificación, Alejandro Gil Fernández; el miembro del Secretariado del Comité Central del Partido y jefe de su Departamento Ideológico, Rogelio Polanco Fuentes; la jefa de la Oficina de Atención a los Asuntos Religiosos del Comité Central del Partido, Caridad Diego Bello; y otros.

Meses después de los sucesos del 11J, en noviembre de 2021,  la Conferencia de Obispos Católicos se centró en hacer un llamado para  evitar la confrontación violenta en la isla y  favorecer un clima donde cada cubano pueda expresarse «sin exclusiones ni marginaciones».

Todo ello sería una buena antesala de la Marcha Cívica por el Cambio, programada para el 15N,  la cual no pudo concretarse por el aumento de un clima represivo y la propaganda gubernamental contra los impulsores de la iniciativa.

Al gobierno poco le importó  el llamado de los católicos y reprimió la iniciativa. 

Los obispos, explicaron, en aquel momento: «Consideramos que urge, cada vez más, la implicación de los cubanos en un proyecto de nación que involucre y motive a todos; que tenga en cuenta las diferencias, sin exclusiones ni marginaciones». Casi nada ha cambiado poco más de un año. 

En este sentido,  el cardenal Beniamino Stella,  enviado del Papa Francisco,  se reunió con funcionarios cubanos, incluido el gobernante, en enero de este año.

Y si cierto el gobierno se comprometió a escuchar los reclamos de la Iglesia, incluso los del propio Francisco acerca de la libertad de los presos políticos en Cuba, la realidad está muy lejos de ello. 

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