Foto: Roy Leyra | CN360
Texto: Hugo León
En La Habana, ciudad donde los edificios y las calles dan muestra del deterioro y el paso de años sin restaurar, otra instalación se suma a la larga lista de sitios emblemáticos afectados: el Teatro Nacional de Cuba, símbolo de la cultura cubana y también joya de la arquitectura nacional.
Recientemente trascendieron en redes sociales llamados al Ministerio de Cultura y a los responsables del lugar por múltiples goteras y filtraciones que afectan el área de presentaciones, causando inconvenientes al trabajo de los artistas y en general, a las puestas en escenas que allí tienen lugar.
De acuerdo con integrantes de la Orquesta del Gran Teatro de La Habana, el domingo, durante toda la interpretación del Concierto para piano de Shostakovich por la Orquesta Sinfónica del Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso en acompañamiento del Ballet Nacional de Cuba, el agua se mantuvo cayendo sobre el podio del director.
Además de mojarlo a él, las goteras hicieron estragos en su partitura, salpicaron al piano, al primer atril de cellos y formaba un charco cerca de las extensiones eléctricas, con el correspondiente peligro que todo lo anterior constituye para los artistas y para el lugar en general, indica la publicación.
El post viene acompañado por videos que muestran que, más que una gotera, se trata de un chorro de agua permanente sobre la ubicación señalada.
El Teatro Nacional de Cuba abrió sus puertas en septiembre de 1979. Próximo a cumplir 44 años, es una de las 24 salas de teatro que atiende el Consejo Nacional de Artes Escénicas en la capital, de las cuales al menos seis no prestan programación por problemas que conllevaron a labores de restauración.
De acuerdo con fuentes de esa entidad, durante el 2022 se gastaron más de nueve millones de pesos en mantenimientos constructivos en el Teatro Nacional y este, debido al cierre de varias salas importantes de la capital, ha tenido que encargarse de la programación del Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso, el Karl Marx, el Lázaro Peña y el teatro Martí.
El llamado de atención de los músicos sobre las goteras contrasta con lo informado por la dirección del Teatro Nacional en febrero último: parte de ese dinero mencionado se utilizó en la impermeabilización de los techos de las salas Covarrubias y Avellaneda.
También se sustituyó el sistema hidráulico de desagüe de los techos, para mayor efectividad y durabilidad en el trabajo, indicó a medios estatales Nereyda López Labrada, directora del centro.
Según datos oficiales lo ingresado por los teatros apenas cubre una pequeña parte de las inversiones del Estado en la reparación de estas instalaciones y lo que se gasta en concepto de salarios de artistas y el costo de las producciones, por lo cual, básicamente, que este tipo de centros se mantenga en pie y funcionando sería voluntad del país, no porque sean rentables.
Entretanto, en redes sociales el llamado de los artistas fue recibido con pesar, debido a que se trata de un lugar emblemático que acoge gran parte de lo que tiene que ofrecer La Habana en materia de cultura.
Otros se preocuparon por el hecho de que “están pasando trabajo para trabajar” y consideraron oportuna la intervención de las autoridades pertinentes en el asunto para su solución.
