Foto: RRSS
Texto: Raúl del Pino
En medio de una Serie Nacional de Béisbol carente de nivel y emociones, al menos en este tramo inicial de la campaña, el pitcher matancero Renner Rivero se robó los reflectores mediáticos con una de esas proezas que siempre despiertan admiración sobre un terreno de béisbol.
El derecho de 26 años firmó el juego sin hits ni carreras número 64 que se propina en la pelota cubana, y el 56 en series nacionales, en la victoria de su equipo Matanzas 6-0 nada más y nada menos que frente a Pinar del Río, uno de los elencos que está luchando por los primeros lugares de la tabla de posiciones.
Rivero, oriundo del municipio de Unión de Reyes, estuvo a punto de conseguir algo mucho más difícil: un juego perfecto, si no fuera que porque regaló un boleto y un compañero pifió a la defensa. No obstante, recetó la friolera de 10 ponches en nueve innings, para desatar la algarabía de los aficionados que acudieron el lunes al estadio Victoria de Girón.
Según el estadístico Arnelio Álvarez de la Uz, este es el tercer juego de estas características que se produce en el coloso matancero en toda su historia, a la vez que es el sexto que recibe alguna escuadra representativa de la más occidental de las provincias cubanas.
La hazaña de Rivero es la segunda desde el box que un lanzador rubrica en esta 62 SNB, toda vez que el zurdo artemiseño Geonel Gutiérrez entró a los libros el pasado 17 abril al conseguir el segundo juego perfecto de la historia del béisbol isleño, aunque con el asterisco de haberlo logrado en solo cinco entradas.
Resulta que ese día los Cazadores se soltaron a batear y le propinaron Súper Knocout de 16-0 a Industriales en cinco entradas, las mismas que Geonel retiró de manera perfecta para inmortalizar su nombre junto al del otrora supersónico espirituano Maels Rodríguez, quien había conseguido el único en 1999 frente a Las Tunas.
