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La Vocacional Lenin, 49 años después

Foto: RRSS

Texto: Hugo León

Cada 31 de enero las redes sociales se inundan de mensajes emotivos y fotografías de la Vocacional Lenin, una suerte de evocación de sus estudiantes graduados a la gran escuela que los acogió durante tres años y que ahora solo está en el recuerdo, por el tiempo transcurrido y por la desidia, que dejó destruir una de las escuelas más emblemáticas de Cuba.

Aunque sus puertas no han cerrado del todo, los tiempos de mayor gloria de la Lenin solo viven en la memoria, su esplendor de antaño dio paso a la maleza, a muros derruidos y a animales que merodean sueltos por los antiguos pasillos por donde pasaron miles de estudiantes que llenaron de medallas, logros científicos y prestigiosos premios internacionales al país.

Inaugurada el 31 de enero de 1974 por el mismísimo Fidel Castro y el mandatario soviético del momento, Leónid Brézhnev, el Instituto Preuniversitario Vocacional de Ciencias Exactas Vladimir Ilich Lenin tenía un llamado imprescindible para el país: formar estudiantes de un alto nivel científico instruidos con un elevado nivel de exigencia para ser un pilar del futuro de la nación, que debía ser de “hombres de ciencia”.

“La Lenin”, como se le conoce popularmente, cumplió. Durante décadas, de sus aulas se graduaron estudiantes que han sido o actualmente son parte importante del desarrollo del país, y aunque un gran número de ellos no viva ya bajo el cielo cubano, allá donde fueron o vayan se encuentran con otros egresados y por lo general, tienen éxito.

Algunos no saben que durante años esta fue la escuela preferida de Fidel y que éste pasaba largas horas allí compartiendo con los estudiantes y hasta jugando básquet en alguno de los tantos terrenos deportivos que tenía, hoy consumidos por la vegetación.

Ser “la favorita” la convirtió en un pilar de la propaganda del país y el mito de la calidad de la escuela era conocido por todos. Y no en vano: el claustro de profesores era, cuando menos, de lujo, las clases eran rigurosas y los desayunos y comidas incluso mejores que los que podían permitirse muchas casas de Cuba. La Lenin era “la escuela de Fidel”.

Pasó el tiempo y conforme pasó el águila por el mar, pasó Cuba por nuevas crisis económicas y migratorias, y la escuela, al igual que otros institutos vocacionales, dejaron de ser prioridad: se redujo drásticamente la matrícula; se clausuraron áreas del enorme recinto que abarcaba varios kilómetros y los estudiantes comenzaron a pasar el mismo trabajo que se vivía en todos los preuniversitarios becados cubanos.

En la secundaria los estudiantes simplemente optaron por los “pre” en la calle y la Lenin poco a poco fue siendo abandonada por las autoridades, conscientes de que con los recursos disponibles no podrían recuperar todo lo perdido. Así, hasta que lo perdido fue la Lenin misma.

Hoy apenas sobreviven algunos edificios funcionales y de las áreas deportivas, los cómodos albergues, las piscinas, las áreas docentes y recreativas que fueron la casa de decenas generaciones de estudiantes, solo existen en duras fotos tomadas casi a escondidas, que dan cuenta del paso del tiempo, la crisis en el país y del desinterés.

La escuela cumple hoy 49 años de creada y la celebración no está en sus pasillos como pudiera esperarse, sino en redes sociales donde miles de graduados comparten sus memorias y coinciden en algo: la Lenin les cambió la vida.

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