Foto: RL Hevia
Texto: Hugo León
Cuenta la historia que los primeros baños públicos surgieron en la India hace unos cinco mil años y que fueron evolucionando hasta convertirse en lugares de ocio con piscinas termales y sitios para relajarse comparables a los spa modernos. Ahora, al menos en La Habana, si juzgamos por su precio deberían incluir saunas y masajes también, pero no es el caso.
¿Cuánto cuesta entrar a los baños públicos en La Habana y por qué?
El arrendamiento de baños públicos no es nuevo en la capital, esta forma de gestión comenzó en 2013 y hay que reconocer que a partir de ese momento mejoró la higiene en ellos y también aumentó su tiempo de servicio diario.
La alternativa llegó ante las quejas de la ciudadanía por lo difícil que era encontrar baños disponibles en la urbe. Pero lo que comenzó costando un peso, luego dos y después cinco, ahora cuesta un mínimo de 20 y es bastante difícil que se permita el acceso a ellos sin pagar en medio de una urgencia, comprobado.
Como lo leen, entrar a orinar cuesta 20 pesos en buena parte de los baños públicos habaneros, y hacer otro tipo de necesidades entre 40 y 50 pesos. Sí, hay sitios en que tienen segmentado el precio por increíble que parezca.
Si hay personas que no tienen para pagar las máquinas y deben esperar durante horas por las guaguas, difícilmente toda la población tendrá los 20 o 50 pesos que los puedan sacar del apuro.
Ineludible y lamentablemente llega la pregunta: ¿si no se puede pagar por ir al baño, está justificado que las personas hagan sus necesidades en parques, detrás de árboles o tanques de basura?
Una queja frecuente de los capitalinos es sobre el estado de la higiene y la salubridad en la urbe. Si bastante hay con los montones de desechos acumulándose en las esquinas y con los baches conservando aguas no tan limpias cual presas en período lluvioso, peor lucirá la ciudad si se le agregan los olores propios de la micción u otros desechos corporales.
Los precios mencionados no son propios solamente del Vedado. Cuba Noticias 360 recorrió varios municipios y confirmó que el costo mínimo de pasar a un baño público es de 10 pesos, al menos en los lugares visitados.
En el Aeropuerto Internacional José Martí, hasta donde se dirigió el equipo recientemente, el precio del acceso al baño es también de 20 pesos. En las terminales de ómnibus los baños son igualmente arrendados y el precio a pagar en este sitios cabe resaltar que es de cinco pesos en adelante.
“Dan ganas de orinar detrás de la primera mata”, fue la conclusión de una de las personas en la cola, y como los hombres lo tienen genéticamente «más fácil», fue de hecho la alternativa escogida por no pocos.
¿A quién pertenecen los baños públicos y cuál es el precio que estipula la ley?
Según varios trabajos publicados en medios estatales, los baños públicos pertenecen en su mayoría a los Servicios Comunales, y al momento de publicarse la resolución que autorizaba su arrendamiento, el precio máximo establecido para los servicios mínimos de inodoro, urinario y lavamanos era de un peso cubano.
El texto, al cual pudo acceder este medio, precisaba que los precios de otros servicios adicionales como la introducción de perfumes, talcos, cosméticos, duchas o papel higiénico se rigen por la oferta y demanda.
No obstante, han pasado 10 años, un reordenamiento, una pandemia y la inflación más fuerte que ha conocido el país, elementos que indiscutiblemente influyen en los precios de todos los productos y servicios en la isla.
Sobre si es legal cobrar los precios actuales, vale agregar que en 2018 una nueva Resolución del Ministerio de Economía y Planificación publicada en la gaceta Oficial reafirmó el precio máximo de un peso para los baños, y no se ha regulado más nada al respecto hasta el momento.
Es muy necesario que por parte del gobierno se regulen éstos exorbitantes precios en los servicios públicos con precio tope según el servicio prestado.
se está dando el casi que sin condición alguna se cobra un servicio inexistente.
Y éso es abuso a la población.
Y hace sentirse explotado y ultrajado.
Esa solución de hacer las necesidades corporales el las calles u otros lugares de la ciudad es antihigiénico y provoca enfermedades y rechazo.
A quien corresponda dese a la tarea, que ya es hora.