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Texto: Hugo León
El 19 de mayo de 1895 pasó a la historia como la fecha de la muerte de uno de los cubanos más grandes que haya nacido: José Martí. Todos saben -o creen que saben- que el Apóstol murió en Dos Ríos, que fue alcanzado por tres balas y que su desaparición física fue uno de los sucesos más trágicos de las luchas independentistas.
Pero si grande fue el golpe para las aspiraciones independentistas cubanas, grandes son las incógnitas que rodean la muerte de José Martí ese domingo.
Dos Ríos, un combate que no estaba previsto
Para empezar, algo que pocos saben es que el combate en el que murió Martí no fue un encuentro planificado ni una gran batalla como las que se lucharon en la llamada Guerra Necesaria. La realidad es que un coronel español llamado José Ximénez de Sandoval, al mando de una tropa de unos 600 soldados, tomó prisionero a un campesino que delató la presencia de Gómez y de Martí en la zona, y el español salió a buscar a los jefes insurrectos.
Pasado el mediodía un teniente mambí reporta que había disparos en dirección a Dos Ríos y Gómez decide entablar combate, pero lejos del lugar para poder maniobrar con su caballería. Como no lo logra, tiene que combatir ahí mismo.
¿Realmente estaba vestido de negro?
A lo largo de los años se ha especulado que Martí cargó en un caballo blanco vestido completamente de negro hacia el enemigo. Lo real es que no fue así. Según estudios posteriores, el Apóstol vestía ese día un pantalón claro, chaqueta negra y un sombrero de castor.
La idea de la vestimenta negra no es descabellada. A Martí se le conocía por estar vestido completamente de negro, incluso sus zapatos, y apenas una camisa blanca debajo de su saco.
Respecto a su vestimenta, fue fácil para los españoles suponer que habían encontrado el cadáver de Martí, porque su reloj y su pañuelo llevaban sus iniciales, pero no precisamente porque haya estado vestido de traje negro.
¿Y la guardia de Martí?
Lo que más llama la atención de lo sucedido con Martí es que el Héroe Nacional estaba prácticamente sólo, algo sin sentido pues se trataba del principal ideólogo de la guerra, básicamente la figura por la cual había comenzado la Guerra de 1895.
¿Cómo es posible entonces que una de las principales figuras del movimiento independentista fuera la única sin escolta?
Los historiadores coinciden en que Maceo tenía más de 20 escoltas, Calixto García unos 50 y Gómez no menos de 30. Pero Martí, el líder del movimiento, el que unió a los “pinos viejos” con los “pinos nuevos”, tenía un escolta y un ayudante.
Supuestamente, Gómez pidió a Martí que se mantuviera a salvo, “hágase usted atrás, Martí, no es ahora este supuesto”, le dijo.
Pero Martí, sin escolta y habiéndose separado del grueso de las fuerzas cubanas, cargó a la batalla y hacia la muerte. Las teorías conspiranoicas llegan también teniendo en cuenta que con Martí apenas cabalgó su ayudante, llamado Ángel de la Guardia. Ángel no murió pero su relato tiene tantas imprecisiones que nunca se ha asumido al pie de la letra.
Gómez, que supuestamente habría encargado a Maceo y que se sabía responsable de la vida de Martí, hizo todo lo posible por rescatar el cadáver, sin suerte.
Sí se sabe que Maceo y Gómez habían pedido a Martí salir de Cuba. Pero ni las desavenencias con los jefes militares de la guerra, ni la supuesta fogosidad del caballo Baconao ni un intento de suicidio pueden tomarse en serio como causas de la muerte de Martí.