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Un tren por carretera, la más reciente apuesta del turismo en Trinidad

Fotos: Ana Martha Panadés

Texto: Redacción Cuba Noticias 360

Exprimir al máximo los valores paisajísticos y patrimoniales del Valle de los Ingenios, llanura donde germinó la opulencia de Trinidad, es el principal propósito de un nuevo y sui géneris servicio de transportación concebido por los turoperadores del centro sur de Cuba: un tren que, en lugar de desplazarse por líneas férreas, sale de la ciudad por carretera y recorre disímiles puntos de interés en el referido valle.

Con origen en uno de los parques emblemáticos de Trinidad, el llamado tren turístico transita por parte de la sureña villa antes de tomar rumbo al valle, de acuerdo con las fotos publicadas por los propios clientes en redes sociales.

Entre los lugares comprendidos en el itinerario figuran el mirador del valle, que invita a contemplar desde lo alto el esplendor de la llanura; la hacienda Buena Vista, recientemente recuperada por el Ministerio del Turismo y bajo la tutela de Palmares; la torre de Manaca Iznaga, especie de plato fuerte de la nueva ruta turística que concluye en la hacienda Guachinango, paraje que muestra al visitante detalles de la vida doméstica rural del siglo XIX.

En declaraciones a la prensa local, Maireny Medinilla Ortega, especialista principal de la sucursal Transtur en el territorio, explicó que la nueva propuesta tiene por nombre «Conociendo mi valle» y se conformó por iniciativa de las diferentes agencias de viajes establecidas en Trinidad y la sucursal extrahotelera Palmares.

La excursión por carretera hacia el Valle de los Ingenios forma como parte de la estrategia concebida por la delegación del Ministerio del Turismo en la provincia de Sancti Spíritus para fortalecer la actividad de comercialización de nuevos productos y servicios.

Para los trinitarios, el Valle de los Ingenios no es solo la franja de tierra que comienza en las márgenes del pueblo y viene a morir en las estribaciones del Escambray; es la mina que, explotada a más no poder durante el llamado boom azucarero, generó la riqueza de la ciudad.

Conformado por las llanuras de San Luis, Santa Rosa y la depresión del Agabama-Méyer, el territorio se dedicó a inicios de la Colonia a la cría de ganado y el cultivo del tabaco; sin embargo, a fines del siglo XVII se fue poblando de inmensos cañaverales, trapiches y casas de purga que ya para las primeras décadas del XIX habían dado paso a las más modernas fábricas de azúcar.

De aquella época de esplendor, vertiginosa pero efímera, sobreviven 73 sitios de valor cultural y arqueológico que, explotados en mayor o menor medida, han contribuido a enriquecer el destino turístico Trinidad, uno de los más completos y mejor comercializados de Cuba.

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