Foto: Archivo | CN360
Texto: Hugo León
En medio de la peor inflación que ha tenido Cuba en décadas y sin señales que apunten a la estabilización de la economía, el presidente de la nación aseguró que los precios bajarán cuando el país produzca más.
“Cuando tengamos más producción podremos bajar los precios y el salario podrá tener un mayor poder adquisitivo”, aseguró la víspera en Pinar del Río, durante una reunión con dirigentes y funcionarios de esa provincia.
De acuerdo con medios locales, el gobernante se encontraba chequeando objetivos de trabajo, en una de sus visitas gubernamentales. Este método de trabajo, aplicado por el presidente desde el comienzo de su primer mandato, implica la movilización de las máximas autoridades del país hacia un territorio en concreto para chequear personalmente el avance -o no- de cada provincia.
Este tipo de encuentros, sin embargo, no ha repercutido en un mejor trabajo en las provincias ni en el incremento de la producción o mejoras en los índices de desarrollo de cada territorio.
Entretanto, la frase de Díaz-Canel apela a la lógica señalada durante años por los economistas cubanos de que sin aumentar la producción no se puede resolver ningún problema que acucia a la nación.
No obstante, las palabras del presidente no vinieron acompañadas de las medidas concretas para lograr que aumente la producción.
Mientras tanto, los números de las importaciones de Cuba hablan por sí sólos del estado de la producción en la isla: el país tiene que comprar en el extranjero casi el 80 por ciento de la comida que consume.
El sector agrícola, deprimido y sin lograr captar las inversiones millonarias que necesita, sigue esperando que el gobierno “destrabe” el entramado burocrático reconocido por el propio Díaz-Canel, y en general, el pueblo sigue esperando que la existencia de una Ley de soberanía y seguridad alimentaria represente realmente que se pueda llevar comida a la mesa de la casa.
Si Cuba tiene que esperar en efecto a que aumente la producción para que bajen los precios, no se puede hablar de una disminución visible a corto plazo, puesto que el modelo de producción cubano, agotado y actualmente ineficiente, no puede dar por sí mismo solución a los problemas del campo, tal y como lo han demostrado cientos de reuniones, viajes de directivos a provincia, acuerdos y discursos, que no terminan de mejorar las cosas.