Foto: Archivo | CN360
Texto: Redacción Cuba Noticias 360
Un nuevo caso de transfobia ha sacudido las redes sociales a pocos días de que sea sometido a referendo el nuevo Código de las Familias en Cuba: la chica trans Keilys Carrazana Álvarez fue presuntamente expulsada de su trabajo, el policlínico 2 Carlos Juan Finlay, del municipio espirituano de Cabaiguán, por vestir como lo que realmente es: una mujer, según denunció en su perfil de Facebook la activista por los derechos LGBTIQ+ Kiriam Gutiérrez Pérez.
Keilys laboraba como agente de vectores en la campaña de supervisión y fumigación contra el aedes aegypti en su territorio hasta que su jefe de Recursos Humanos le exigió vestirse con ropa de hombre, sin maquillaje, calzado o accesorios femeninos, lo cual viola varios artículos de la Constitución de la República y el Código de Trabajo vigentes en Cuba.
La publicación que destapó el escándalo agrega que la queja se le hizo llegar a la coordinadora de la red Transcuba en Cabaiguán, quien respondió que su mamá tenía dengue.
Sin embargo, la propia coordinadora a la que alude el post de Kiriam Gutiérrez ofreció su versión de los hechos: “Sí, mi mamá tiene dengue, pero no he dejado de realizar mi función de ayudar —explica Colia Reyes, quien también se define como una mujer trans—. Nunca la chica fue separada de su puesto, se le llamó la atención por usar argollas, pero quedó bien claro que puede asistir a su trabajo tal y como es ella”.
Por su parte, la educadora del programa en Cabaiguán, Mariannis Hastie, ratificó que la chica trans nunca fue separada de su puesto, aunque admitió el acoso y la discriminación a la que está siendo sometida Keilys por parte de su jefe de Recursos Humanos, con quien curiosamente no se ha podido analizar el caso, porque “no se encontraba en ese momento”.
No es la primera vez que Cabaiguán, un municipio célebre por sus raíces campesinas y canarias, acapara titulares de esta naturaleza. Hace poco más de un año otra mujer trans, Merlía Somers, denunció haber sido víctima de transfobia por parte de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR).
La muchacha se encontraba en una cola para comprar aseo en una tienda por MLC en Cabaiguán cuando un oficial que mantenía el orden en la fila la separó del resto y la multó por estar vestida de mujer.
El caso de Merlía Somers fue uno de los más mediáticos de los últimos tiempos, al punto en que el oficial que la humilló públicamente, la esposó, arrestó e impuso una multa de 1 000 pesos terminó siendo sancionado con otra multa y separado tres meses de su cargo por haber cometido abuso de poder, una medida sin precedentes por tratarse, precisamente, de un oficial de la Policía.
En ese entonces la joven aseguró sentirse satisfecha con la sanción: “Aquí está el resultado cuando uno denuncia y es valiente y defiende sus derechos a como dé lugar”, aseguró Somers, quien además agradeció a todas las personas que la acompañaron y contribuyeron a viralizar el atropello.
Con una cultura patriarcal y un machismo arraigado, Cabaiguán es uno de esos llamados pueblos de campo que, incluso en medio de una campaña gubernamental a favor de la inclusión y la no discriminación por motivos de identidad sexual y de género, continúa perpetuando en el imaginario colectivo rasgos de homofobia y transfobia que provoca la marginación del colectivo LGBTIQ+ y, en ocasiones, la emigración de no pocos de sus miembros hacia otras ciudades como Santa Clara, Holguín o La Habana.