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Era pelota, pero fue boxeo

Fotos: RRSS

Texto: Manolo Vázquez

La violencia ha sido una característica notable en el inicio de la Serie Nacional 61. Más allá de lo criticable desde el punto de vista técnico-táctico, a los desperfectos de varios cursos atrás se han sumado las inconformidades con jugadas cantadas por los árbitros e incluso, en otros casos han nacido nuevas rivalidades.

Por ejemplo, lo vivido en el Latinoamericano cuando arribaron los Huracanes de Mayabeque, pudiera catalogarse como un play off adelantado, entre dos conjuntos que, de hecho, deberán protagonizar la fiesta de los cruces en pocos meses.

Pero no era aún la postemporada, y ciertamente la actitud de los dirigidos por Michael González en dicha subserie, más allá de la abnegación o la entrega en el campo, como algunos la han descrito, estuvo mucho más marcada por actitudes poco éticas, que trascienden el plano competitivo. Algunas gestualidades fueron incluso excesivas, aunque afortunadamente no llegaron a las trifulcas.

Poco después fue Matanzas el que arribó al Coloso del Cerro, y de ese cotejo particular a tres juegos fueron seis los echados del terreno antes del out 27, incluidos ambos mánager, Armando Ferrer y Guillermo Carmona.

Pero superior fue lo acontecido en Artemisa, cuando los Cazadores recibieron en sus predios del estadio 26 de Julio a Camagüey. Allí la cosa se puso bastante fea. Los dos conjuntos lanzados al campo y enfrentados entre sí, lo cual derivó en siete expulsados por los árbitros, en un primer momento, cuatro de los visitantes y tres de la escuadra local.

Y no era todo. Después de terminado el encuentro, los Toros estaban realizando carreras de resistencia alrededor del terreno y al pasar por el dogout de los locales, volvieron a pelear. En el momento del cierre de este trabajo no se conocía aún el resultado del informe final de la Comisión Nacional de Béisbol, donde se esperaba que hubiera más implicados y medidas disciplinarias. Al parecer, la historia no está completa porque fue tan grande la tumultuaria en Artemisa, que ni siquiera se puede descifrar a ciencia cierta quienes fueron los iniciadores de la desafortunada riña.

Además, vale recordar –aunque son dos hechos diferentes– la poca aprobación que tuvo entre los aficionados e incluso periodistas de medios estatales, las medidas disciplinarias, muy severas, impuestas a Andrés Hernández de Industriales y Alexis Varona de Sancti Spíritus, sancionados a cinco días sin ver acción, por ofrecer declaraciones a un sitio no acreditado oficialmente para la lid, aunque es cierto que después les fue rebajada a tres fechas.

Por ello la máxima dirección de la pelota en la isla deberá ser minuciosa en cada paso que dé, pues la salud del béisbol cubano no es la mejor desde hace algunos años, y aunque el espectáculo en la presente campaña ha resurgido con el retorno de los aficionados a las gradas de los estadios, ello se puede empañar con un solo traspiés.

En cuanto a la calidad desde lo deportivo, hay que decir que los números no son nada consoladores. Al terminar las primeras 10 subseries del torneo, la defensa promediaba para un deprimente 969, con Industriales y Santiago como los peores en este acápite: 956 y 959, respectivamente.

El picheo también muestra estadísticas poco alentadoras. El promedio de carreras limpias (PCL) general del certamen ha incluso sobrepasado por momentos las cinco carreras limpias por cada nueve entradas, una cifra que no se ve en la actualidad en ninguna liga de la región. Y es peor aun cuando se abren los bullpen. Los lanzadores sustitutos, entre todos los equipos, promedian para un desacertado 5.66 de PCL, con cinco escuadras por encima de 7.00. Las Tunas (7.35); Cienfuegos (7.63); Camagüey (7.90); Holguín (7.94) y Guantánamo (8.08).

Poco vistoso el torneo. Eso sí, la competencia está pareja en la clasificación, con opciones para casi todos. Además del empuje extra de la afición, ávida de béisbol en todas las provincias, después de que en la campaña precedente no se permitiera el acceso a los estadios por el azote de la Covid-19, este curso ha sido determinante para bien, pero quizás sea uno de los factores que han incidido precisamente en la violencia, como también en los errores reflejados en las estadísticas antes expuestas, producto de la presión.

Falta poco para llegar a la mitad de los 75 juegos del calendario en la etapa inicial, esperemos que mejoren algunos aspectos de cara a los play off. Los seguidores del béisbol cubano anhelan ver pelota de más altura.

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