Juana Bacallao aún no rebasa la gravedad

Foto: Lynne Tran | Flickr

Texto: Redacción Cuba Noticias 360

Juana Bacallao, la artista que desde su aparición en los escenarios (y antes en los predios de Centro Habana donde vino al mundo) sedujo con su carisma y extravagancia, ha sufrido un agravamiento en su estado de salud tras su ingreso en el hospital Carlos J. Finlay de La Habana.

A pesar de contar con los recursos indispensables y los medicamentos Juana la Cubana no logra rebasar la gravedad, según fuentes médicas que a su vez sostienen que no debe ser trasladada a otro centro de salud por su estado general, ante interrogantes de periodistas que se interesan porque la vedette no se encuentre en centros hospitalarios de mayor jerarquía como el Centro de Investigaciones Médicas y Quirúrgicas (CIMEQ) o Hermanos Ameijeiras.

Rumores acerca de su deceso circularon hace unas horas que fueron desmentidos por el equipo de prensa de la Presidencia cubana, aseveró RT.

“Está viva”, dijo a Cuba Noticias 360 una fuente médica que pidió el anonimato y aseguró que el personal del Finlay se encuentra totalmente entregado a tratar de rescatarla de su agravamiento.

Aunque medios de prensa oficiales no han dado a conocer sobre el estado de salud e ingreso de la Diosa Negra de los cabarets cubanos, como también se le conoce, el pueblo de la isla enterado del suceso a través de las redes sociales y medios periodísticos independientes, expresa a diario su conmoción por la salud de la diva y sigue su evolución.

Neris Amelia Martínez Salazar (Cayo Hueso, La Habana, 26 de mayo de 1925) la Show Woman, bautizada así por su descubridor, el maestro Obdulio Morales, en sus presentaciones combina letras de canciones con textos burlescos o trágicos, grandilocuente gestualidad y extravagante vestuario por lo que ha devenido auténtica dueña de un  peculiar estilo que constituye un hito en la historia del cabaret cubano desde los años 50 hasta la actualidad.

Sobre Juana Bacallao son innumerables las anécdotas pero destaca aquella en la que la tradición cuenta que ni la más fértil imaginación pensó en la invención de  los celulares, ella llevaba siempre en la cartera el auricular de un teléfono convencional.

En cuanto llegaba a un lugar donde se reunía un grupo considerable de personas, abría la cartera, sacaba el auricular y comenzaba a hablar y a dar órdenes diversas: Ténganme lista la comida que ya voy para allá… Díganle al peluquero que me espere… No encuentro la dirección ¿me la puedes repetir?

Como aquella otra que narra que al momento de cruzar la calle esperaba disciplinadamente el cambio de la luz. En cuanto ponían la roja emprendía el cruce, el rostro vuelto hacia los autos que se habían detenido, una sonrisa en los labios y dando ¡Gracias! ¡Muy amables! ¡Gracias! como si todos se hubieran detenido para que ella pasara. Igual se recuerda como en la noche, cuando se encontraba con alguien que le comentaba que hacía mucho tiempo no la veía, Juana respondía a toda voz: “Yo no salgo de día, porque las estrellas solo salimos de noche”.

Siempre con vestuario llamativo y estrambótico pero calidad, pelucas,  empinados tacones, largos pendientes, botines plateados fueron su selo cuando recorría las más céntricas calles de La Habana. Esa fue, simplemente, la Juana Bacallao ese personaje tan popular, como se le rememora desde sus primeros tiempos después de haber sido una inspirada empleada doméstica y todo el que la disfruta en su vida y sus actuaciones.