Foto: IBA
Texto: Raúl del Pino
Enfrascada en renovar su imagen y llevar al deporte de los puños a otro nivel, la Asociación Internacional de Boxeo (IBA, por sus siglas en inglés), celebra desde el pasado domingo la XXII edición de los campeonatos universales, que comenzaron en La Habana 1974.
La entidad quiere mostrar su mejor cara en el Mundial de Taskent, el primer gran evento que organiza tras la reforma integral de gobernanza a la que se sometió a finales de 2021, desarrollada por expertos independientes y que propició, entre varias medidas, el cambio del anterior acrónimo AIBA, al actual.
Entre sus principales novedades está el elevado premio en metálico que el presidente de la entidad, el ruso Umar Kremlev, prometió a los campeones: la exorbitante cifra de 200 mil dólares y una medalla completa de oro, en lugar de las usuales de platas con un baño del metal dorado.
Esto claramente no le ha sentado muy bien al Comité Olímpico Internacional (COI), el organismo que sancionó a la entonces AIBA en 2019 por diferentes irregularidades internas y le arrebató la posibilidad de organizar los torneos boxísticos de los Juegos de Tokio 2020 y París 2024.
Pero a Kremlev parece no importarle y justó al comenzar el certamen declaró que “mi misión no es atraer al COI o hacer que les caiga bien. Quizá no les gusta que entregamos premios en efectivo, lo cual es más grande que los Juegos Olímpicos”.
El dirigente ruso se mostró enfático en que la IBA debería invertir en el boxeo y no ganar dinero con él, porque “el bienestar de nuestros boxeadores es la clave del éxito de nuestro deporte”. Estas declaraciones antecedieron a sus palabras de rechazo a los intentos de crear una organización paralela llamada World Boxing y el boicot que hicieron países como Estados Unidos, Canadá, Irlanda y Reino Unido a la cita de Taskent.
Si algo no ha hecho Kramlev es quedarse de brazos cruzados. El federativo anunció también la intención de que los certámenes del orbe se realicen anualmente y que el premio a los campeones llegue a ser hasta de un millón de dólares.
Este cambio llegaría posterior a las ediciones de 2025 y 2027 y su aprobación pasa por el diálogo y negociación con los presidentes de las federaciones nacionales y otras autoridades vinculadas a esta disciplina.
En medio de este escenario, Cuba asiste a la lid con un equipo completo en el que destacan los bimonarcas olímpicos Julio César La Cruz (92 kg), Roniel Iglesias (67 kg) y Arlen López (80 kg), así como el trimonarca mundial Lázaro Álvarez (63.5 kg).
También conforman la delegación otros nombres conocidos como el actual número uno del planeta en los 75kg Yoenlis Hernández y el exdueño de esa categoría Yosbany Veitía, en los 54 kg. Los restantes siete púgiles bajo la égida del entrenador Rolando Acebal poseen menos palmarés, pero como sucede a cada rato, cualquiera puede dar la clarinada al máximo nivel.
Expertos de diferentes latitudes coinciden en que la escuadra antillana cuenta con calidad suficiente para ganar varios títulos y volver a dominar la lid, como ocurrió en el último mundial de Belgrado 2021, con tres cetros y dos bronces.
Ahora habría que ver si a los potenciales campeones cubanos se les pagará el premio prometido por Kremlev, una cantidad inédita para un deportista perteneciente al aparato deportivo de la Isla, porque de los 100 mil de la pasada edición, no se sabe nada.
