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Postales cubanas del año 2021

Texto: Redacción Cuba Noticias 360

Fotos: Roy Leyra / CN360

Enero de 2021 en Cuba comenzó con la ilusión de que el país mantendría un control sobre la incidencia del COVID-19, pero esta ilusión duró solo unas semanas, pues para el mismo mes los casos infectados con el virus, sobrepasaban los mil diariamente. Así iniciaba el año en Cuba, el cual, si no se denominara por decreto ley “Año 63 de la Revolución”, podría llamarse “Año del desordenamiento”.

También a inicios del 2021 el gobierno cubano implementaba la Tarea Ordenamiento, que entre otras medidas traía la más importante de todas y la más difícil: la reunificación monetaria. Cuba eliminaba su segunda moneda nacional el CUC, adoptaba nuevamente el CUP o peso cubano como moneda oficial, y lo equiparaba internacionalmente con el dólar norteamericano al cambio de 1X24.

Mientras estos cambios ocurrían de manera oficial, desde el mercado negro el dólar americano subió al equivalente de 1X50 y el euro de 1X58. Estos cambios no oficiales duraron muy poco, y mientras más el gobierno cubano tomaba medidas y aumentaba el número de tiendas en las cuales solo se podía pagar en Moneda Libremente Convertible (MLC), una nomenclatura que creó para recolectar solo monedas extranjeras y devaluar aún más el peso cubano, esas mismas monedas extranjeras fueron subiendo, hasta llegar a los precios de este diciembre donde la equivalencia es de 1×72 para el dólar americano; 1×90 para el euro y se agregó a este mercado informal de divisas el MLC con 1×81. Es importante recordar que el gobierno no garantiza el acceso de los ciudadanos cubanos a estas monedas a través del banco oficial del país. Por lo cual solo las reciben aquellas personas que tengan relaciones familiares o comerciales con ciudadanos del exterior del país, o que la adquieran en este mercado negro.

El primer semestre del año no fue un mes aciago para la salud. Conforme los casos de coronavirus fueron subiendo, junto con las muertes por el mismo, el sistema de salud cubano se fue deteriorando de tal manera, que, aunque las autoridades sanitarias no lo declararan, muchos de los pacientes y médicos cubanos lo consideraban completamente colapsado. A este colapso se sumaba también la crisis de medicamentos en todo el país, afectando principalmente a aquellas personas con tratamientos médicos permanentes para enfermedades como la hipertensión, la diabetes, cardiopatías o afecciones psiquiátricas.

A esta crisis inflacional y sanitaria, se le agregó el componente que faltaba: el energético. Desde el segundo trimestre del año las centrales termoeléctricas cubanas comenzaron a presentar “sospechosos” fallos técnicos hasta que el sistema nacional eléctrico cubano se vio comprometido en una mezcla de roturas por falta de mantenimiento y piezas de repuesto junto a la demora para adquirir el crudo necesario para que estuviera en funcionamiento. Para el mes de junio en toda Cuba había más de la mitad de los hogares que pasaban horas sin fluido eléctrico.

Y en ese panorama desolador, ocurrió el 11 de julio un hecho sin precedentes para la historia posrevolucionaria cubana. Un grupo de ciudadanos comenzaron una protesta pacífica a las 11: 00 a.m. en el poblado de San Antonio de los Baños, y esta iniciativa generó que para el mismo domingo a las 4:00 p.m. estuvieran en las calles cubanas muchos ciudadanos, exigiéndoles más libertades al gobierno y mejoras económicas verdaderas.

Foto: Rianny Torna

El saldo del 11 de julio en la historia nacional aún se analiza y se intenta procesar por intelectuales, académicos y el propio pueblo. Pues a partir de este día, primero: Cuba volvió a acaparar los titulares de los principales medios internacionales, por el breve ciclo de cobertura que duran los acontecimientos en este mundo digital. Segundo: los y las cubanas vieron un despliegue militar y armamentístico contra el propio pueblo jamás visto hasta ahora. Bajo la máxima de la defensa a la Revolución, salieron a la luz cifras de ventas de armas al gobierno cubano por parte del estado español en el año 2020 que rondaban el millón de euros. Pero sin duda alguna, el saldo más negativo de estas protestas es las más de quinientas personas, consideradas presas políticas, que reportan ONGs a raíz de las protestas.

En este panorama de descontento y represión, surgió en redes la plataforma cívica Archipiélago, integrada por un grupo de jóvenes, de los cuales se hizo visible mediáticamente el dramaturgo Yunior García. Él, junto a los coordinadores de la plataforma, entre los que destacaban la activista Daniela Rojo, la crítica Miriorly García, la emprendedora Saily González, entre otros, convocaron a una marcha cívica por el cambio. Inicialmente la iniciativa, que aclaraba ser de corte pacífico, se programó para el 20 de noviembre, pero ante el recordatorio del gobierno cubano, de que en esa misma fecha preparaba ejercicios por la Defensa de la Patria, como ya había hecho en otras ocasiones, los coordinadores decidieron adelantarla para el 15 de noviembre, día de la apertura de las fronteras cubanas.

Así durante el mes de octubre, mientras la población cubana se sometía a la vacunación masiva con Abdala y Soberana, varios líderes de Archipiélago presentaron ante las Asambleas del Poder Popular de varias provincias, un permiso para poder marchar pacíficamente el 15 de noviembre. Cada una de las solicitudes presentadas fueron rechazadas por las administraciones estatales en base a varios artículos de la constitución, recién aprobada en el 2019. No obstante, los activistas manifestaron su voluntad de marchar.

Durante los meses de septiembre y octubre la disputa mediática en ambos bandos no cesó, la mitad de los contenidos informativos producidos, tenía como centro a Yunior García, por lo que inesperadamente este anunció que marcharía solo el 14 de noviembre. La idea del dramaturgo, quizás contraria a lo que pretendía, le restó importancia a la convocatoria inicial, y el 14 de noviembre toda la se trasladó a su vivienda en el barrio de La Coronela, y finalmente no marchó. Luego el día 15 de noviembre, algunas personas lograron salir a las calles, de modo solitario, otros activistas de Archipiélago se vieron rodeados en sus casas de “pueblo combatiente” que acudió a manifestar su apoyo al proceso cubano a través de los actos de repudio. Todo esto en el medio de la incertidumbre de no conocer el paradero de García, quien había tomado la decisión de salir del país hacia España.

Para lo que resta de 2021, comenzaron los juicios a aquellos manifestantes del 11J, y en la palestra familiar del cubano una nueva preocupación volvió a surgir. En vísperas del fin de año, Marino Murillo, ex encargado de implementar la Tarea ordenamiento, reconoció que la misma llevó a una inflación jamás calculada y además por si no fuera poco, en la mesa de la gran mayoría de los cubanos faltará la carne de cerdo debido a la gran crisis en la producción de este alimento tradicional en las navidades cubanas.

Para algunas personas el año 2021 ha pasado rápido, para otras, la gran mayoría, ha sido un año difícil en el que se han puesto a prueba muchos de los valores y resiliencia de los ciudadanos cubanos. Pero dentro de todo el vaso medio vacío ha quedado claro que Cuba no solo la conforman aquellos que la habitan físicamente, sino todos los que se muestran pendiente de ella, ya sea por razones familiares, de herencia o cualquier otra escogencia. También en las condiciones más difíciles se ha vuelto a demostrar que un cambio solo vendrá de los propios ciudadanos, de una escucha real, de una verdadera democracia participativa, cuestiones todas que ahora se ven en abstracto, debido a la deprimida economía cotidiana, pero que sabrán abrirse paso a través de la historia.

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