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Texto: Redacción Cuba Noticias 360
Cuando salió por primera vez al aire, hace casi 20 años, Tras la huella pretendía llenar el vacío que dejó el clásico del policíaco cubano Día y noche, que no volvió a ser el mismo tras la muerte de Jorge Villazón. Pasaron años antes de que otra serie “de policías y ladrones” se colara nuevamente en el gusto popular.
Producida por los Estudios Taíno del Ministerio del Interior (Minint) y con más de 200 capítulos transmitidos hasta el momento, Tras la huella muestra a un experimentado equipo de investigación criminalística, compuesto por hombres y mujeres armados de inteligencia y conocimientos científicos, que se enfrenta a la violencia y al engaño.
Lo más impactante es, probablemente, que todas las historias se basan en sucesos reales, algunos de los cuales han causado profunda conmoción entre los cubanos, que luego los han visto recreados artísticamente en pantalla.
Cada capítulo dura entre 48 minutos y una hora y es uno de los programas con mayor rating en la televisión nacional, aun cuando, debido a la complejidad de la producción y las dificultades económicas, en los últimos tiempos solo se han trasmitido dos temporadas al año: en verano y en diciembre.
Por el elenco de Tras la huella han pasado reconocidos artistas como Jorge Alí, Blanca Rosa Blanco, Yamil Haled, Alberto Pujols, Edenis Sánchez, Roberto Perdomo…, que han marcado etapas en este dramatizado y han cedido espacio a la actual nómina: Omar Alí, Maikel Amelia Reyes, Leonardo Benítez, Miriam Alameda, Giselle González y Yass Beltrán.
Durante toda la serie, los actores y actrices se empeñan en probar la complejidad y alta eficiencia de los peritos a la hora de obtener los elementos de prueba necesarios para descubrir en tiempo récord a los criminales; no obstante, el exceso de didactismo resta “humanidad” a los personajes, que en ocasiones parecen máquinas de hacer cumplir la ley, sin profundidad psicológica, ni vida propia. Es un defecto que le señalan al espacio tanto los espectadores como la crítica especializada.
Otra de las fallas que se le enumeran a Tras la huella es que, sin proponérselo, deja muy mal parada a la policía, pues muchas veces los casos se esclarecen gracias al papel definitorio de un informante —el llamado chivato— y no a la destreza de los oficiales o de un detalle esencial aportado por un perito o forense. “Ese tipo de resoluciones, además de generar chistes y cuestionamientos, también demuestra el esquema poco sólido del drama”, ha puntualizado el periodista Eduardo Pinto Sánchez.
Hay quienes, incluso, llegan a calificar a Tras la huella como un programa agotado desde hace tiempo, del que la televisión cubana debería desprenderse para optar por iniciativas que renueven los códigos del género policíaco.
En las redes sociales los usuarios han emitido criterios de todo tipo: “Ha perdido calidad. Los personajes nuevos todavía no convencen en sus actuaciones, se extraña el personaje de Fernando y los interrogatorios dejan mucho que desear”, comenta Armando.
Alberto García es menos lapidario: “El programa uno lo ve con mucho interés debido a que se trata de casos basados en hechos reales y al público cubano le satisface conocer la solución que en nuestro país se les da a los mismos. No obstante, pudiera ser perfectible, pero no a partir de la ficción, siempre en base a casos reales que han tenido lugar en Cuba. La exhibición de esos materiales a partir de nuestra realidad tiene un carácter disuasorio y ejemplarizante”.
Que el espacio busca intimidar, “meter miedo” a los malhechores potenciales es un criterio bastante extendido entre los públicos, quienes han señalado que, por otra parte, también enseña a los bandidos los posibles modus operandi.
Opiniones a favor o en contra, en dependencia de la calidad de los guiones y del desempeño actoral en la temporada de turno, lo que nadie puede reprocharle al estelar policíaco de los domingos es que pase desapercibido.
Ahí está, para demostrarlo, el comentario de un internauta que firmó en un foro como Acalorado: “Los por cientos de teleaudiencia que reporta el programa son altos por el simple hecho de que el domingo es un día funesto para la televisión cubana. Es verdad que ese día, a esa hora, Tras la huella es lo mejorcito”.