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¿Un día para el rock cubano?

Foto: YouTube

Texto: Michel Hernández

Un debate realmente interesante ha comenzado en las redes sociales sobre una posible fecha para celebrar el día del rock cubano y se ha convertido en un tema “trending” para una buena franja de los seguidores de este género en la isla.

La idea se viene proyectando en la escena underground desde hace varios años, pero ha tomado mayor fuerza en meses recientes, en los que la escena rockera ha despedido a músicos que definieron la historia del rock nacional como es el caso del bajista Roberto Armada (Skippy), quien militó en las filas de bandas como la legendaria Venus.

La muerte de Skippy, que vivía en Miami desde 1994 cuando salió de Cuba en una balsa, conmocionó a muchos músicos y seguidores del rock no solo por su carrera y su obra junto a otras bandas, sino por el talento y el carisma de este legendario instrumentista. Su fallecimiento, como era de esperar, pasó desapercibido en los medios estatales de la isla.

La historia del rock cubano es hija de la resistencia y merece por derecho propio una fecha que celebre el decursar de las bandas y promotores que lo han defendido contra todo tipo de molinos de viento. Algunos críticos, músicos o especialistas han subvalorado el rock nacional con argumentos que caen por su propio peso. Se han escuchado entre otras teorías melifluas que la mayoría de las bandas han copiado a grupos norteamericanos o anglosajones y no han propuesto un discurso musical propio.

Mas allá de algunos ejemplos puntuales, podemos decir que el rock cubano ha alcanzado un sello muy distintivo y ha surcado por diferentes olas como la escena de los 90 que vio florecer a alineaciones como Havana, Extraño Corazón, Perfume de Mujer, Paisaje con Río, Garaje H o Cosa Nostra, que se ganaron un lugar de honor en la memoria y en la escena musical cubana por la calidad de su propuesta, los textos y los recursos rítmicos sobre los que levantaron su obra. Pero su quehacer apenas fue recogido por disqueras cubanas y se fue perdiendo con el tiempo como ha ocurrido con una buena parte del trabajo de los grupos de rock en la isla.

Sin embargo, este género y la multiplicidad de variantes que lo atraviesan se han mantenido en pie. En este sentido se deben poner en primer plano a una figura como María Gattorno, fundadora del Patio de María y una especie de madre tutelar para los músicos y rockeros que se agolpaban en ese oasis de las noches habaneras durante los años 90 hasta su injusto cierre en el año 2003 bajo la justificación de que se consumía drogas en el lugar. Digo injusta porque se podían encontrar formas de eliminar el consumo de estupefacientes en la instalación para mantener abierto este espacio sagrado para la escena nacional y cuyo cierre la dejó tristemente huérfana.

Precisamente en este debate se ha esbozado la propuesta de que el posible día del rock nacional se haga coincidir con la fecha de la apertura del Patio de María, algo que sería uno de los actos de justicia más notorios no solo con el Patio sino con el underground cubano.

Otra fecha que se ha manejado es el 25 de marzo. Todos recuerdan que esa noche los Rolling Stones sacudieron La Habana y sacaron a la superficie los sueños cumplidos de miles de cubanos. La lógica indica que por su alto nivel simbólico esta podría ser ciertamente una fecha que se dedique al rock nacional. Sin embargo, a mi juicio, deberíamos darle relieve a la posibilidad de este día a partir de un hecho o una figura que sea hija de ese rock cubano que ha vivido por diversas etapas, desde las más florecientes hasta las de mayores penurias y angustias, pero sigue ahí como un mantra que nos hace recordar a muchos de dónde venimos, aunque no tanto hacia donde vamos.

Existen varios títulos que permiten comprender el fenómeno del rock cubano e ilustran su historia y las contribuciones de sus protagonistas. También sirven para tomar conciencia de por qué el rock cubano necesita un día que lo conmemore, que lo celebre, que lo ponga en esa cima de la música cubana a la que desde hace años pertenece.

Se trata de El rock en Cuba, Hierba Mala: Una historia del rock en Cuba, Parche: Enciclopedia del rock en Cuba. Otros ensayos y publicaciones de investigadores como Joaquín Borges Triana y Juan Camacho también han contribuido de forma definitoria a arrojar luces sobre un ámbito de la música cubana que ha padecido la censura, la desidia institucional y la falta de promoción, entre otros males que han impedido que muchos músicos de rock continúen su obra en Cuba.

En las redes sociales no es habitual que se proponga una idea y se busque la manera de desarrollarla, sin que medien posturas que por su radical desacuerdo arrastren cualquier propuesta a un túnel sin fondo.

El rock nacional tampoco ha estado exento de esos desenlaces públicos. Pero si uno revisa los perfiles de decenas de músicos, seguidores o personas vinculadas de alguna forma a la trayectoria de esta escena se percibe que se han dejado desacuerdos políticos o sociales detrás para apuntar a la mejor resolución de esta hermosa idea. Y eso es ya otro punto a favor de una escena que necesita de todos sus protagonistas, sus implicados, sus fervorosos seguidores, para que se logre hacer justicia y se celebre el día de un género que definió desde las sombras la vida de miles de cubanos.

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