Cierra otro central en Cuba: Alguien olvidó ponerle dinero al Uruguay

Foto: Tomada de Ecured

Texto: Redacción Cuba Noticias 360

Jatibonico lleva meses casi paralizado por una noticia que, como los planes de las últimas zafras, no termina de procesar: el Uruguay, uno de los centrales más grandes de Cuba, el coloso que le da empleo a buena parte de la población y que marca las rutinas diarias con sus pitazos, no molerá en la próxima contienda azucarera.

El decrecimiento de las plantaciones y la obsolescencia tecnológica son las dos razones esgrimidas por Eddy Gil, director de la Empresa Agroindustrial Azucarera Uruguay, en un amplio reportaje del periódico estatal Escambray que si algo deja claro es la impopularidad de la medida entre los trabajadores del ingenio.

Con moliendas que reportaban un aprovechamiento del 30 por ciento, cinco calderas de 1969, centrífugas de 1980 y sin caña suficiente para alimentar ese “monstruo”, el Uruguay ya venía deteniéndose por su propio peso.

“A alguien se le olvidó ponerle dinero al central, muchas zafras buenas se han hecho y es mucho el dinero que Uruguay ha dado, pero no se le puso financiamiento —asegura Pedro Pérez García, jefe del área de calderas—. Nos dejaban porque se producía azúcar, pero llega un momento en que la fábrica no da más”.

Y no dio. Los más perjudicados fueron, como era de esperar, los hombres y mujeres que toda la vida han trabajado en el coloso y no saben —ni quieren— hacer nada más.

Según los especialistas de Recursos Humanos consultados por la prensa local, en la entidad se buscaron alternativas para minimizar el impacto del cierre y evitar los despidos masivos.

De los 424 trabajadores con que contaba el central, 192 se mantienen vinculados a las labores de reparación y mantenimiento, porque la maquinaria no se ha desmantelado; 101 se movieron hacia actividades que diversifican ingresos como la fábrica de hielo, la carpintería, talleres de enrollado, chapistería, tornería y hasta en el centro recreativo que convirtió en piscina el enfriadero del central.

No obstante, los malabares que hizo la empresa para no mandar a nadie directamente a la calle, basta con recorrer Jatibonico para percibir cuán dolidos están los trabajadores con la decisión, que mucho les recuerda el redimensionamiento de la industria azucarera en toda Cuba hace ya 20 años y el cierre de otras fuentes de empleo del municipio como las extintas Papelera y fábrica de piensos, que paraban por un tiempo y paradas siguen hasta hoy. 

Lo peor es la incertidumbre, el no saber si habrá combustible para sembrar la caña que hace falta, o si luego por voluntarismos y determinaciones tomadas en oficinas a cientos de kilómetros se manda a cortar la caña antes de que esté lista, o si finalmente alguien se acordará de que no solo con consignas se echan a andar las imponentes máquinas.

La luz al final del túnel pudieran encenderla los rusos, pues el Uruguay es uno de los nueve ingenios cubanos escogidos para crear empresas mixtas con esa nación, según trascendió hace unos meses en la prensa nacional; pero de tales intenciones no se sabe nada concreto.

“La mejor medicina para el Uruguay es que vengan los rusos, porque sería tecnología nueva”, explica Vladimir Gómez Morales, director de la industria, consciente de que con la voluntad de los trabajadores no es suficiente.

La parada del central de Jatibonico, por lo pronto, ya ha generado un enorme trauma en el pueblo, que se niega a renunciar a su acendrada cultura azucarera y que tampoco tiene demasiadas opciones de empleo.